Mᴏʟʟʏ

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                        • POCHE •

Calle llevaba horas sin contestarme, y ya eso comenzaba a desesperarme bastante. La idea de pedirle a Andi que le preguntara a Emilia del por qué mi novia no respondía mis mensajes estaba comenzando a comerme la cabeza, pero tenía que darle su espacio, así que mejor opté por concentrarme en cambiar el aceite del carro de el señor Hernández.

Odiaba hacer esto ya que solía salir muy sucia del taller, toda llena de tierra y aceite.

- Mierda - dije entre dientes cuando por fin todo el líquido salió, pero para mi desgracia, cayó la mayoría en mi pecho.

- ¿Todo bien mija? - me preguntó mi abuelo, quien estaba en el motor de otro carro.

- ¡Si! - grité para que me escuchara.

Coloque nuevamente el tornillo en su lugar, y después me deslicé hasta salir de debajo del carro. A lo lejos vi como mi abuelo se burlaba de mí, lo cual me ofendió un poco.

- ¿De qué te ríes? - pregunté aguantándome la risa, mientras que con mi mano tocaba mi pecho fingiendo indignación.

- ¿Por qué siempre terminas toda llena de aceite? - preguntó aún entre risas. No respondí, solo me reí junto a él. Siempre será un misterio.

Tome el trapo que estaba arriba del carro y comencé a limpiarme todo el torso y el cuello.

- ¿Qué hora es? - pregunté mientras terminaba de quitarme el aceite del cuerpo.

- Son casi las siete - respondió mi abuelo mientras miraba el reloj en su muñeca.

- Ya casi cerramos por fin - respondió mirando el cielo, que en realidad era el techo de lámina.

- De echo, debemos cerrar ya - dijo mi abuelo quitándome el trapo de las manos para limpiarse sus manos.

- ¿Y eso? - pregunté confundida. El era muy exigente con sus horarios laborales.

- Por qué le prometí a Vale que veríamos una película los tres juntos, así que no hagas planes y si los tienes, cancélalos - dijo con una sonrisa.

- Pero... -

- Nada de peros María José, ahora ve y cierra los carro para irnos ya a la casa - no me dejó protestar, y tampoco tenía ganas de hacerlo, hace mucho que no paso tiempo con él y mi hermanita.

Duramos aproximadamente unos 10 minutos en recoger y cerrar todo. Ambos nos subimos al carro, y nos dirigimos hacia nuestra casa, donde supongo que Valentina ya tenía todo listo.

- Hola pulga, ¿Cómo estás? - la saludé cuando entré a la casa.

- Bien Poche - respondió sin mirarme, estaba muy concentrada buscando una película para ver. No quise interrumpirla, así que solo me acerqué a darle un beso rápido en la cabeza, y irme hacia el baño para tomar una ducha.

- ¡Apúrate Poche! - escuché a lo lejos la voz de mi hermana, así que la obedecí, no tarde ni 10 minutos duchándome, para cuando ya estaba afuera, y si, si me bañé bien.

- Corre Poche, ya va a empezar - me dijo mi hermana dando pequeños saltitos en el sillón.

- Ya voy Vale - respondí entre risas por la insistencia de mi hermana.

Me senté al lado de ella, tomando el control de dándole play a la película.

- ¿Cómo se llama? - pregunté curiosa, ya que no me sonaba de nada.

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