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• CALLE •- ¿Qué carajos hacia ella aquí Daniela? - preguntó Johann una vez más.
- Ya te lo dijo Emilia - respondí cansada. Ambos habíamos estado discutiendo por lo mismo desde que llegó. Le pedí que subiéramos a mi habitación, ya que no quería que Emilia escuchara nuestra estúpida pelea.
- ¿Tarea?, ¿Me crees estúpido? Sé que no estuvo aquí por eso, así que ahora me dirás por qué carajos estaba aquí - dijo acercándose a mi, pero antes de que me tomara de los brazos, retrocedí.
- Amor tranquilo - trate de hablar lo más tranquila que pude - Te juro que solo vino a eso, hasta Andi estuvo aquí con nosotras - esto pareció calmarlo. Él se acercó a la cama y se sentó - ¿Por qué te molesta tanto que esté cerca de ella? - pregunté con miedo y intriga, hasta donde yo sé, Poche no le había echo nada directamente.
- No me gusta que esté cerca de ti - respondió.
- Esa no es una razón Johann - dije poniendo mis ojos en blanco.
- Sabes cómo es ella, y no quisiera que hagas cosas indebidas, es una mala influencia para ti amor - contestó. Sabía que hasta cierto punto tenía razón - Además todos sabemos que le gustan las mujeres, y no quisiera que intentara pasarse contigo - dijo provocando que mi corazón se acelerara a mil por hora. Me sentía culpable y una mierda por hacerle esto, pero ya las cosas estaban hechas, y lo peor es que no me arrepiento.
- Que estupidez dices Johann - dije y el chico me miró - Tu eres mi novio, ¿No? Deja de imaginarte cosas que no son, ella es mi amiga y no dejaré de hablarle, mejor entiende que al que quiero es a ti - mentí como siempre.
- Yo te amo - carajo - Y sé que tú también me amas - se levantó y caminó hacia mi, y mis nervios empezaron a subir una vez más.
- ¿Qué haces? - pregunté nerviosa. El no respondió, solo me beso.
Para nada eran como los de Poche, aquí no había ni amor ni química. Su tacto era brusco, y algo incómodo. Intenté separarme pero él no me dejó, me pegó más a su cuerpo, impidiendo que me aleje. Comenzó a besar mi cuello salvajemente, y comencé a asquearme de la forma en que lo hacía. Me giró y me aventó a la cama, y sin darme tiempo de reaccionar, atacó nuevamente mi boca.
- Para Johann... por favor - dije tratando de separar mi boca, aunque su fuerza era más que la mía, así que no logré separarme del todo. El se quitó la camisa, y de mala manera, intentó quitarme la mía. - ¡Que pares! - grité con todas mis fuerzas, y el por fin pareció reaccionar.
- ¿Por qué?, ¿Acaso no lo deseas? - pregunto desconcertado.
- Eh... No... No es eso amor, solo que no quiero que sea nuestra primera vez así - mentí una vez más.
- Lo de la fiesta fue algo lindo, ¿No? - preguntó.
- No fue el lugar Johann, fue el hecho de que le pidieras permiso a mi padre sin ni siquiera preguntármelo a mí - contesté tratando de ocultar mi molestia.
- Me pareció lo más adecuado Daniela, no entiendo qué es lo que está mal - contestó levantándose de la cama.
- Es que eso es lo que más me molesta, que ni siquiera eres capaz de ver o reconocer tus errores - hablé de la misma manera que el.
- Es por que no los cometo Calle, aquí la que está arruinando esto eres tú - dijo molesto, y más allá de ofenderme por eso, lo vi como una oportunidad.