Mɪʟ Vᴇᴄᴇs Mɪᴇʀᴅᴀ

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                         • CALLE •

Como la mayoría de los domingos, nos tocaba desayunar en casa de los amigos de mi padre, y esta vez era en la casa de Johann. No hablé con él desde que llegué, pero una que otra mirada si nos lanzamos. Yo al igual que el, estaba desesperada por hablar, quería terminar esto de una vez, la culpa me estaba matando.

- Voy al baño - le dije a mi madre al oído antes de lavarme de mi silla, y comenzar a caminar. Obviamente no al baño.

- Calle espera - bingo.

- ¿Qué quieres Johann? - pregunté "molesta".

- Perdóname amor, no quise decir nada de eso, estaba muy molesto y no me controlé - contestó, provocando que me hirviera la sangre de nuevo.

- No, no puedo perdonarte, fuiste un completo idiota, y no sé si quiera eso para mí - dije evitando mirarlo a los ojos.

- ¿Qué estás diciendo? Daniela no puedes hacer esto, tenemos que estar juntos, y no solo por qué nos amamos, si no también por nuestros padres - contestó asustado - Por favor, olvídate de eso, tú y yo vamos a estar juntos siempre, y eso no cambiará - dijo antes de darse la vuelta, dejándome con las palabra en la boca. Y ese fue mi intento de dejarlo, patético lo sé.

El echo de que me mencionara a mi padre, me hizo temblar, y a acomodarme algunas ideas en la cabeza. Tenía que hablar con mi padre sobre Johann, y no sé cómo acabaría eso.

No hablé más con él durante el desayuno, ni siquiera lo miré, solo cuando llegó la hora de irnos, me despedí dándole un beso en la mejilla. Tampoco nos mandamos mensajes, bueno el a mí sí, pero yo no contestaría nada. Aunque con la que si hablé fue con Poche, durante prácticamente todo el día. Incluso mis padres me llamaron la atención por eso, y eso no era algo común.

- ¿Novias? - preguntó Camila antes de taparse la boca con ambas manos.

- Shhh, te van a escuchar - dije mirando a todos lados.

- No puedo creerlo enserio, ¿Por qué me tuvo que tocar la más lenta y terca? - preguntó mirando al "cielo", que técnicamente era el techo del pasillo.

- Gracias por eso Dios - dije imitando a mi amiga. Después sentí un pequeño golpe en mi brazo.

- Es que me confunde mucho Calle, primero es linda, después está distante, y si yo me quiero alejar, se molesta, y viene y me come toda la boca, y después me dice que no quiere nada - dijo recargando su cabeza en mi hombro.

- Hablando de ella - dije mirando hacia la puerta, donde venían el trío de chicas.

- Que se joda - dijo sin voltear.

- ¿Y ese quien es? - pregunté con el ceño fruncido mientras miraba a el chico que venía agarrado de la mano de la ojiverde. Ahora Camila sí que volteó rápidamente hacia la entrada.

- ¿Qué? - pregunto más para ella que para mí. Por el tono en que dijo eso, pude notar dolor y tristeza en su voz.

- Camila... - trate de llamarla, pero mi amiga se levantó y se marchó lejos de mi.

Yo me levanté igual, pero no sin antes lanzarle una mirada desaprobadora a la chica. Corrí para alcanzar a Camila, pero de un momento a otro, la perdí de vista.

- Calle - la voz de Johann hizo que mi cabeza comenzara a pulsar un poco, ¿Por qué tenía que aparecer en momentos así?

- ¿Qué pasa? - dije sin mirarlo.

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