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• POCHE •- ¿Entonces cuál es tu jugador favorito? - me preguntó Calle mientras sobaba mi tobillo con un poco de crema.
- Lionel Andrés Messi - contesté con una gran sonrisa. Lo amaba con todo mi ser.
- Es al único que ubico - dijo Calle.
- ¿Enserio? Hay muchos jugadores que me gustan, pero el es todo lo que quiero ser - respondí - ¡Ay Calle! - me quejé.
- Lo siento - se disculpó riéndose.
- No pareces muy arrepentida - dije divertida.
- Ya está - habló Calle mientras volvía a ponerme la tobillera - ¿Quieres hacer algo? - me preguntó mientras se levantaba del sillón.
- Lo que quieras - respondí recorriendo con mi mirada todo su cuerpo. Ella se quedó callada y sin expresión alguna, solo me miraba - ¿Pasa algo? - pregunté dudosa.
- Vamos a mi habitación - mi corazón se empezó a acelerar. No quería ilusionarme, pero soñar no costaba nada. Asentí con una sonrisa, y ella me ayudó a levantarme y a subir las escaleras.
- Wow - dije cuando estuvimos dentro de aquel cuarto - Esto es mi casa entera - vi como mi comentario la hizo reír y rodar los ojos.
- Que exagerada eres Garzón - contestó antes de tirarse a la cama - Ven aquí - dijo palmeando al lado de ella. Sin dudarlo me acerqué y me acosté lentamente.
- ¿Te duele mucho? - preguntó preocupada.
- Un poco - mentí. Ella se acercó a mí y comenzó a besarme. Bajo sus labios hasta mi cuello, dejando pequeños besos húmedos. Con su mano derecha toco uno de mis pechos, apretándolo.
- Calle... espera... - dije con la respiración entrecortada. No podíamos hacer nada aquí, alguien podría escucharnos. Ella no me hizo caso, siguió, y bueno, ¿Quien soy yo para negarme?. Cerré mis ojos y empecé a disfrutar su tacto en mi. Sentí como bajo sus manos hasta el botón de mi pantalón, y lo desabrochaba rápidamente - ¿Estás segura? - pregunté mirándola, y ella solo asintió. Empezó a bajar mi pantalón lentamente, pero unas voces afuera de la habitación hicieron que ambas brincáramos del susto, y para mí mala suerte, caí al piso.
- Mierda - dije entre dientes. Calle cubrió su boca tratando de no reír. Ella se acercó a mí, y me ayudó a levantarme.
- Espera - dijo antes de pasarme una de las muletas.
- Gracias - agradecí antes de acercarme y darle un corto beso en los labios.
- ¿¡Y eso que putas te importa!? - se escuchó un grito de Emilia afuera de la habitación - ¡No somos nada Andi! - en cuanto escuché el nombre de mi mejor amiga me congele, y al parecer Calle igual.
- ¿Andi? - pregunté confundida. Mire a Daniela, quien miraba hacia la puerta, no decía nada, tampoco tenía expresión alguna, parecía estar en shock o simplemente tratando de escuchar con claridad lo que pasaba afuera - ¿Estás bien? - pregunté preocupada.
- Si - fue lo único que respondió antes de caminar hacia la puerta.
- Espera Calle - hablé pero esta no pareció escucharme.
Abrió la puerta y ahí estaban las dos, mirando a Calle con los ojos abiertos como platos. Nadie dijo nada, yo no pude esconderme, ya que no me dio tiempo y con el tobillo así no podía hacer mucho.
- ¿Poche? - dijo extrañada Emilia - ¿Qué haces aquí? - preguntó.
- Tarea - dijo Calle sin dejar de mirarla - ¿Y tú Andi? - ahora la pregunta era para mi amiga, quién me miraba de arriba a abajo.