Pʀᴇsᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏs

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                         • CALLE •

- No sabes lo que dices Daniela - repetía una vez más Johann. Desde que nos subimos a su camioneta no ha parado de tratar de hacerme cambiar de opinión respecto a Poche.

- Si, si se lo que digo Johann, deja de inventar que me está manipulando, ella no es así - respondí poniendo los ojos en blanco.

- Calle tienes que entender que... -

- ¡No Johann, yo no tengo que entender nada, eres tú el que no quieres ver la realidad! - estaba ya harta de su insistencia, de verdad no tenía dignidad.

- Calle por favor, tú no puedes ser una de esas - dijo con una mueca de desagrado que me molesto bastante.

- ¿Una de esas? - pregunté incrédula.

- Sabes lo que quiero decir - respondió - Mira Calle, yo no te culpo, por qué sé que no es tu culpa todo lo que ella te ha hecho creer -

- Johann... -

- Mira yo te entiendo, ¿Si? - dijo dejándome confundida. ¿Qué trata de hacer? - Yo te apoyaré y ayudaré a sacarte esas ideas erróneas de tu cabeza - dijo mientras tomaba mi mano. Yo no respondí, no tenía caso. Era mejor tenerlo con esa mentalidad amable y compresiva, a tener que soportar sus actitudes agresivas.

- ¿Puedes dejarme con Camila? - pregunté con una sonrisa fingida.

- Claro - respondió con una cálida sonrisa. Idiota.

Nadie dijo nada después de eso, nos mantuvimos en completo silencio mientras su chofer conducía. Cuando por fin llegué a la casa de Camila, y después de encerrarnos en su habitación, me quebré en llanto. Había caído en cuenta de lo que acababa de pasar, y ahora todo dependía de un hilo. Todo podría salir muy bien, o se podía ir todo a la mierda. 

Camila en todo momento me acompañó y aconsejó. Ella sabía que no la estaba pasando nada bien, y hizo todo lo posible para distraerme, así que nuestra tarde juntas se resumió en chistes malos y películas.

- Tengo que irme ya Camila - dije una vez que en la pantalla aparecieron los créditos.

- ¿Qué hora es? - preguntó adormilada.

- Son las ocho Camz - respondí mientras agarraba mis cosas - Gracias por escucharme, nos vemos mañana - me despedí antes de salir de su habitación. No era necesario llamar al chofer, vivíamos en la misma calle, así que me iría caminando. Tenía un presentimiento, y me asustaba el hecho de que no era uno bueno, pero lo único que me quedaba era confiar en que todo saldría bien.

8:17

Mis padres aún no llegaban de Cali, probablemente en unos días estén aquí. La casa se sentía vacía, Emilia últimamente no estaba mucho en casa, y si lo estaba, se encerraba en su habitación.

Subí las escaleras y al girar por el pasillo, choqué con alguien y al levantar mi mirada, vi a Andi con sus tenis en la mano.

- ¿Qué haces aquí? - pregunté confundía.

- Solo vine a hablar con Emilia, pero ya me voy, nos vemos mañana - contestó desanimada antes de bajar por las escaleras y salir de la casa.

¿Habrá peleado con Emilia? Debería preguntárselo a ella.

Camine hacia la habitación de Emilia, y toqué varias veces la puerta antes de entrar.

- ¿Todo bien? - le pregunté a mi hermana quien estaba tirada boca arriba en la cama. Al parecer estaba desnuda, solo tenía puesta una gran camisa encima.

- Si, ¿Por qué lo preguntas? - respondió sin emoción alguna.

- ¿Pasó algo con Andi? - Emilia me miró rápidamente mientras se sentaba en la cama.

- Solo hablamos de nosotras... - respondió con tristeza.

- ¿Y qué paso? No parecen muy felices - dije caminando hacia ella.

- Solo me dijo que no quería seguir escondiéndose, y la entiendo, yo tampoco quiero una relación así - respondió antes de dejar caer su cuerpo otra vez en el colchón.

- ¿Que se supone que harás? - pregunté sentándome junto a ella.

- Arriesgarlo todo Calle - respondió después de unos segundos de silencio.

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Y sí que lo hizo, Emilia tenía en mente algo que podría costarle su futuro, y ponerla contra las cuerdas con su familia, pero sentía que todo valdría la pena, que todo tendría sentido por ella, por Andi. Calle por otro lado se sentía asustada, sabía que lo que pasaría de ahí para adelante sería como una moneda al aire, puede salir muy bien o muy mal.

Nadie se imaginó lo que pasaría después, cada cosa fue más sorprendente que la anterior. Todos esa noche se fueron a dormir con la idea de que el día siguiente sería un día normal, que sería tranquilo y que todo saldría bien. Estaban todos con la ilusión de que Andi o Sebas fueran los ganadores del "Mep", sin esperar lo que pasó esa maldita noche, que sería un punto y aparte en cada una de sus vidas, que las haría sentir como si cayeran del cielo.

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