MI PEQUEÑO ANGELITO- ENTRE ENGAÑOS Y TRAICIONES

**Capítulo 9: Mudanza, decisiones y familia**

**Lucifer Morningstar**

Era una tarde típica en el Hazbin Hotel, y como de costumbre, me encontraba en mi estudio, rodeado de mis más cercanos amigos, los Siete Pecados Capitales. La atmósfera estaba cargada de humo de cigarro y el aroma del licor infernal. A mi alrededor, estaban Mammon, Belfegor, Asmodeo, Leviatán, la única mujer del grupo, Belcebú y mi hermano mayor, Satanás. Estábamos absortos en una partida de cartas, donde las apuestas no eran meras fichas, sino almas.

Asmodeo, con su risa lasciva y una copa de vino en la mano, me lanzó una mirada penetrante.

—Oye, Lucifer, ¿cómo te sientes con tu mudanza? Debe ser fabuloso, ¿no? Estabas ahí, solo en ese castillo desde que Lilith, la mamá de Charlie, te dejó. —Asmodeo hizo una pausa, girando su copa—. Sólo hacías patitos de goma... bueno, todavía los haces, pero ya no estás tan mal como antes. Ahora estás aquí con tu hija Charlie. ¿Cómo es tu relación con ella? Antes no eran muy cercanos, ¿no?

Las palabras de Asmodeo me hicieron reflexionar. Puse mis cartas sobre la mesa y me recosté en mi silla, observando las chispas de las velas que iluminaban la habitación con una luz cálida y parpadeante.

—La verdad, Asmodeo —dije, tomando un sorbo de mi copa—, mudarme al Hazbin Hotel ha sido una de las decisiones más importantes que he tomado. Vivir solo en ese enorme castillo... —suspiré—, era una existencia vacía, rodeado de recuerdos de Lilith y de un pasado que ya no existe.

Satanás, mi hermano mayor, levantó la vista de sus cartas, con una expresión de curiosidad en sus ojos ardientes.

—¿Y cómo es estar aquí con Charlie? —preguntó, su voz profunda resonando en la sala.

Sonreí, recordando las innumerables conversaciones y momentos compartidos con mi hija desde que me mudé.

—Charlie y yo hemos pasado por mucho —respondí, dejando que mis pensamientos vagaran por los recuerdos—. Al principio, fue complicado. No estábamos acostumbrados a estar cerca, y la distancia había creado una brecha entre nosotros. Pero el tiempo aquí, en este hotel, nos ha permitido acercarnos de maneras que nunca imaginé. Ahora, siento que realmente estamos construyendo una relación.

Mammon, siempre interesado en los asuntos familiares y el poder, se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con una curiosidad intensa.

—¿Entonces, qué planeas hacer a continuación, Lucifer? —preguntó, su voz cargada de interés—. ¿Vas a quedarte aquí con Charlie y ayudarla con su proyecto de redención?

Asentí, mirando las almas en la mesa, flotando etéreamente, cada una con una historia y un destino.

—Sí, Mammon. Mi lugar está aquí, apoyando a Charlie en su misión. Creo que este hotel tiene el potencial de cambiar las cosas en el Infierno, de ofrecer una segunda oportunidad a las almas perdidas. Y yo quiero ser parte de eso —dije, mi voz firme y llena de convicción.

Leviatán, la única mujer del grupo, me observó con una sonrisa enigmática, su cabello negro como la noche cayendo sobre sus hombros.

—Es admirable, Lucifer. Pero, ¿no te preocupa que este proyecto pueda fracasar? El Infierno no es precisamente conocido por su capacidad de redención —comentó, su tono suave pero lleno de escepticismo.

Me recosté en mi silla, reflexionando sobre sus palabras.

—Claro que me preocupa, Leviatán. Pero creo que, si hay alguien que puede hacer una diferencia aquí, es Charlie. Ella tiene una visión y una determinación que rara vez se ve en este lugar. Y estoy dispuesto a hacer todo lo que esté en mi poder para apoyarla —respondí, con una sonrisa confiada.

Belcebú, con su risa estruendosa y su copa en alto, rompió el tenso silencio que había caído sobre la sala.

—¡A brindar por la familia y por las segundas oportunidades! —exclamó, su voz resonando en las paredes del estudio.

Todos levantamos nuestras copas, y brindamos, el sonido de cristal chocando llenando la sala con una sensación de camaradería y esperanza.

Mientras la noche avanzaba y las cartas seguían siendo jugadas, no pude evitar sentir una profunda satisfacción. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que estaba exactamente donde debía estar. Rodeado de amigos, apoyando a mi hija, y siendo parte de algo que tenía el potencial de cambiar el Infierno para mejor.

Después de un rato, cuando las apuestas se volvieron aún más altas y las risas más ruidosas, me aparté un poco de la mesa para reflexionar. Miré a los Siete Pecados Capitales, cada uno de ellos representando una parte del Infierno, pero también, en cierto sentido, una parte de mí. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero estaba decidido a seguir adelante.

Al regresar a la mesa, Asmodeo me miró con curiosidad.

—Lucifer, ¿alguna vez has pensado en lo que realmente significa redención? —preguntó, su tono curioso y serio a la vez.

Lo miré, pensando en las incontables almas que había visto en el Infierno, cada una con su propia historia, sus propios errores y arrepentimientos.

—La redención es más que un simple acto de perdón, Asmodeo. Es una transformación, un cambio profundo en el corazón y en el alma. Es algo que debe ser buscado y ganado. Y creo que, si alguien puede lograrlo, es Charlie y todos aquellos que creen en ella —respondí, con una convicción renovada.

Los Siete Pecados Capitales me miraron, algunos con escepticismo, otros con una curiosidad genuina. Sabía que no todos compartían mi visión, pero estaba decidido a seguir adelante, a apoyar a Charlie y a trabajar por un Infierno que ofreciera algo más que sufrimiento y desesperanza.

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**Nota del Autor:** En este capítulo, Lucifer Morningstar reflexiona sobre su mudanza al Hazbin Hotel y su nueva vida junto a su hija Charlie. A través de un juego de cartas con los Siete Pecados Capitales, se revela la complejidad de sus relaciones y sus pensamientos sobre la redención y el futuro del Infierno. El capítulo marca un punto de inflexión para Lucifer, quien está decidido a apoyar a Charlie y a buscar un cambio significativo en su vida y en el Infierno.

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Nuevo capítulo de la historia espero que les guste ✌🏻⭐️