**Capítulo 36: Desolación en cadenas, Preciosa, Lucifer y Mariel**

14 3 0
                                    

**Mariel**

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

**Mariel**

Habían pasado veinte días desde la última vez que vi a Lucifer. Su ausencia me carcomía por dentro. No sabía si ya no me amaba o si simplemente se había alejado por alguna razón que desconocía. Papá Alastor me visitaba después de sus transmisiones de radio, trayendo su peculiar humor y cuentos oscuros que normalmente habrían sido reconfortantes. Pero mi desolación era profunda, una sombra que no se disipaba.

La única compañía constante era la voz de Lilith, resonando en mi mente a través del maldito collar. "Oh, mi hermoso Angelito... serás mi futuro esposo... mi Angelito, te ves tan mal. Déjame ayudarte," susurraba con una dulzura retorcida que me hacía estremecer de horror y disgusto.

Cada vez que me miraba en el espejo, veía su reflejo detrás de mí, besándome y ajustándome el moño negro como solía hacer con su exesposo, Lucifer. La imagen era grotesca, una distorsión de la realidad que me hacía sentir atrapado en una pesadilla. Intenté apartarme de su beso, pero una cadena morada se materializó alrededor de mi cuello, ajustándose con una presión asfixiante. En el espejo, Lilith sostenía la cadena, tirando de ella mientras sus labios se posaban en mis mejillas.

"Lilith, por favor, déjame ir," imploré con voz temblorosa, mi corazón latiendo desbocado por el miedo.

Lilith simplemente sonrió, una expresión de posesión y malicia en su rostro. "Oh, mi dulce Angelito, no voy a dejarte ir. Serás mío para siempre," dijo, mientras la cadena apretaba con más fuerza. Sentí su beso descender por mi espalda desnuda, su toque ardiente y opresivo.

"¡No puedes mantenerme prisionero!" grité, intentando zafarme. "¿Qué harás, meterme en una jaula dorada con rosas?"

Lilith soltó una carcajada, un sonido cruel que resonó en la habitación. Con un gesto de su mano, mi habitación se transformó en un jardín de rosas rojas, cubriendo cada superficie con su belleza sofocante y sus espinas. "Disfruta de tu jardín, mi dulce Angelito precioso... Muy pronto estarás a mi lado," susurró, sus ojos brillando con una mezcla de anhelo y locura.

Mientras ella se desvanecía, la cadena alrededor de mi cuello también desapareció, dejándome solo en la habitación. Me dejé caer en la cama, abrazando mis piernas y dejando que las lágrimas corrieran libres. "Ahora también tengo que lidiar con Lilith, no solo con Obskurath," murmuré entre sollozos, sintiendo el peso de mi desdicha.

**Más tarde...**

Unos golpes suaves resonaron en la puerta de mi habitación. Al abrir, me encontré cara a cara con Lucifer Morningstar, quien, después de tanto tiempo, finalmente venía a verme. Sus ojos se abrieron en sorpresa al ver mi habitación transformada en un jardín de rosas, y a mí acurrucado en la cama, abrazando mis piernas en un intento desesperado de consuelo.

Lucifer se acercó, sus pasos resonando en la silenciosa habitación. "¿Todo bien, preciosa?" preguntó con una voz suave, cargada de preocupación. "Sé que has pasado por momentos difíciles, pero siempre estaré a tu lado."

MI PEQUEÑO ANGELITO-  ENTRE ENGAÑOS Y  TRAICIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora