**Capitulo 56: confecion,distancia y perdon**

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Pasaron dos semanas y Mariel estaba en la alberca del hotel tomando el sol, disfrutando de un momento de tranquilidad

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Pasaron dos semanas y Mariel estaba en la alberca del hotel tomando el sol, disfrutando de un momento de tranquilidad. Desde una distancia, Lucifer observaba a Mariel, su rostro reflejando una mezcla de determinación y arrepentimiento. Decidió que era el momento de confesarle la verdad.

Se acercó a Mariel con paso firme y le dijo:

—Preciosa, ¿recuerdas que te mencioné que liberé a tu padre de un trato que hizo con mi exesposa, Lilith? Bueno, eso es cierto. Pero también hay algo que no te he contado. Cuando me enteré de que Lilith planeaba destronarme usando a Alastor para alejar a Charlie de mí, decidí vengarme. Mi plan era usar a alguien que te quisiera para convertirme en mi tercera esposa. Por eso, cuando cumpliste 216 años, me interesé en ti. Te mencioné a los Pecados Capitales en nuestras conversaciones, como bien escuchaste. Así que, te encerré en mi habitación la primera vez y te puse ese anillo que creó una cadena roja, obligándote a acostarte conmigo. No te quería en ese momento, pero ahora sí te quiero. Ahora te amo y quiero que seas mi tercera esposa a toda costa.

Mariel, aún en la piscina, se puso de pie de un salto, su expresión llena de enojo y sorpresa. Miró a Lucifer con una mezcla de incredulidad y tristeza.

—¿Por qué querías venganza contra Lilith? ¡Tú la amabas! —exclamó Mariel, tratando de procesar la revelación.

Lucifer se quedó en silencio por un momento, su mirada bajando hacia el suelo antes de volver a mirar a Mariel. Finalmente, dijo:

—Sí, la amaba. Le di un collar de perlas, un símbolo de mi amor. Pero ella me abandonó, y eso me llenó de dolor y rabia.

Mariel, aunque herido y confundido, intentaba encontrar una manera de procesar lo que acababa de escuchar. Las emociones eran abrumadoras, y la traición de Lucifer se sentía como una carga pesada en su pecho.

—No sé si puedo perdonarte, Lucifer. Me usaste, me manipulaste... y ahora esperas que acepte ser tu esposa. —Mariel se volvió, incapaz de soportar la mirada de Lucifer por más tiempo. —Necesito estar solo.

Sin esperar una respuesta, Mariel salió corriendo en dirección a la cocina, buscando un lugar para estar solo y despejar su mente. Cada paso era una mezcla de dolor y confusión, intentando entender si había alguna forma de reconciliar el amor que sentía con la traición que había sufrido.

Lucifer quedó allí, viendo cómo Mariel se alejaba, sintiendo el peso de sus propias acciones y la desesperación de tratar de enmendar lo que había hecho. Sabía que el camino hacia el perdón sería largo y difícil, pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para demostrarle a Mariel que sus sentimientos eran reales y que estaba dispuesto a cambiar.

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Pasó un mes en el Hazbin Hotel y Mariel mantenía distancia de Lucifer, evitando hablarle o mirarlo. Ya no dormía en su recámara y había tomado una clara distancia. Lucifer, al notar la situación, decidió confrontar a Mariel.

MI PEQUEÑO ANGELITO-  ENTRE ENGAÑOS Y  TRAICIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora