Alastor, el Demonio de la Radio, era un poderoso Overlord envuelto en intriga y misterio. Llevaba una existencia solitaria hasta que la princesa del infierno, Charlie Morningstar, lo convenció de adoptar a un hijo. Al principio, Alastor dudó, pero l...
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### En otra parte del infierno
Obskurath, sentado en su trono, tomaba otro sorbo de vino, el cristal del cáliz reflejando la débil luz de la sala. "Su alma es un pozo de sufrimiento inagotable", murmuró, la satisfacción en su voz era palpable. "Y cada vez que lo hundimos más, se vuelve más nuestro. El arcángel intentó intervenir, pero su esfuerzo fue inútil. La fractura ya está hecha, y Alastor está demasiado dañado para escapar."
Mientras hablaba, sus ojos se posaron en un frasco que había aparecido misteriosamente cerca de ellos. Era un objeto que emanaba un aura familiar y poderosa, una obra maestra creada por su joven y talentoso Angelito. Obskurath extendió la mano con cautela y tomó el frasco entre sus dedos, observando cómo la luz de la habitación se reflejaba en su superficie brillante. Sus ojos se estrecharon al reconocer el objeto.
"Interesante," murmuró, examinando el frasco con detenimiento. "Parece que nuestro querido Angelito deseado nos ha enviado un regalo." La sonrisa en su rostro adquirió un matiz de anticipación maliciosa al descubrir lo que contenía ese objeto.
Roo, su hija, observaba con curiosidad mientras su padre examinaba el frasco con atención. La melodía del tocadiscos seguía sonando en el fondo, pero su atención estaba completamente enfocada en la intriga que rodeaba al nuevo descubrimiento. Sus ojos se abrieron con sorpresa e incredulidad al darse cuenta de lo que era ese líquido.
"¿Carajo... eso es lo que creo que es, padre?" preguntó con una mezcla de fascinación y expectativa.
Obskurath asintió y sostuvo el frasco con reverencia, sintiendo el poder latente que emanaba de su interior. "Con esto, nuestra magia será recuperada en su totalidad y tendremos control absoluto sobre Mariel," respondió, su voz resonando con determinación. "La sangre de un ángel puede abrir puertas que ni siquiera sabíamos que existían. Con esto, aseguraremos nuestra dominación sobre el cielo, el infierno y todo lo demás."
Roo asintió lentamente, comprendiendo la magnitud de lo que tenían en sus manos. La melodía del tocadiscos parecía intensificarse, como si estuviera acompañando su anticipación. "Con esto, padre, alcanzaremos nuevas alturas de poder," dijo con una sonrisa llena de complicidad.
Obskurath devolvió la sonrisa, sintiendo la emoción de su hija reflejada en sus propios ojos. "Así es, hija mía. Con esto, nuestro reinado será eterno."
Roo tomó con cuidado el frasco, examinándolo con curiosidad. "Admito que no esperaba que un simple ángel principado como él lo consiguiera. Incluso estoy curiosa por saber cómo lo logró", comentó mientras observaba el líquido en su interior con fascinación. "No creo que haya asesinado al idiota de Lucifer; la mocosa ya habría hecho un drama al respecto."
Obskurath asintió, disfrutando del momento de revelación. "Exactamente, hija mía. La presencia de Lucifer y el Arcángel alrededor de Mariel solo aumentará nuestra influencia y poder. Podemos usar sus debilidades a nuestro favor."
