Alastor, el Demonio de la Radio, era un poderoso Overlord envuelto en intriga y misterio. Llevaba una existencia solitaria hasta que la princesa del infierno, Charlie Morningstar, lo convenció de adoptar a un hijo. Al principio, Alastor dudó, pero l...
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**Narrador omnisciente:**
En el cielo, los Arcángeles Miguel, Azrael, Lerot, Joel, Gabriel y Uriel recibieron a Lucifer y al joven Ángel con sonrisas forzadas. La tensión en el ambiente era palpable, pero todos intentaban mantener la cordialidad. Joel, el más positivo del grupo, se acercó a Lucifer con una expresión cálida y dijo:
—Hermano, qué alegría verte. Me alegra mucho que LELIEL te haya traído. ¿No te alegra verte con nosotros otra vez?
Lucifer, esforzándose por mostrar una sonrisa genuina, respondió con tono tenso:
—Oh, no sabes cuánto me alegra. Es... realmente un placer.
Azrael, observando la interacción con una mezcla de curiosidad y escepticismo, se acercó a Lucifer y dijo:
—Vaya, Lucifer, no me vas a presentar a tu Ángel. Me sorprende lo adorable que es. No pensaba que fueras capaz de tener un compañero tan... encantador.
Lucifer, con una sonrisa forzada, miró a Azrael y a Mariel. Intentó mantener la compostura mientras respondía:
—Azrael, este es Mariel, mi... compañero y prometido. Mariel, este es Azrael, el Ángel de la Muerte, y uno de mis hermanos.
Mariel, con una mezcla de timidez y determinación, extendió la mano hacia Azrael.
—Un placer conocerte, Azrael. He escuchado mucho sobre ti.
Azrael, observando la sinceridad en los ojos de Mariel, sonrió levemente y tomó su mano.
—El placer es mío, Mariel. Me alegra ver que Lucifer ha encontrado a alguien que le importa tanto. Aunque, no puedo evitar notar que pareces un poco inquieto. ¿Todo bien?
Mariel, con una sonrisa nerviosa, asintió.
—Sí, todo está bien. Solo un poco abrumado por todo esto.
Gabriel, observando la interacción desde el fondo, se acercó con una expresión de curiosidad.
—Entonces, ¿cómo planeas adaptarte a nuestra manera de hacer las cosas aquí? No es exactamente un lugar común para los visitantes.
Lucifer, sintiendo la presión de las preguntas y miradas, se aclaró la garganta y trató de desviar la atención.
—Bueno, supongo que nos adaptaremos a lo que venga. Agradezco la bienvenida, y espero que podamos hacer de este tiempo una experiencia positiva para todos.
Uriel, con una mirada pensativa, observó a Lucifer y a Mariel.
—Haremos lo posible por que así sea. Solo recuerda que aquí todos estamos bajo las reglas y expectativas del cielo, y esperamos que lo respetes.
El grupo comenzó a relajarse a medida que la conversación avanzaba, aunque la tensión seguía presente. Mientras Lucifer y Mariel se acomodaban, el cielo prometía ser un terreno complicado pero potencialmente enriquecedor para ambos.
