🥀Capítulo 87: La Devoción del Rey🥀

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Narrador omnisciente:

Más tarde esa noche, Lucifer se dirigió a la habitación de Mariel después de pasar un rato con sus hermanos. Al entrar, lanzó un hechizo silencioso para asegurar que ningún sonido fuera audible en la habitación de su padre Dios. Aunque estuvieran en plena intimidad, el hechizo estaba diseñado para que Dios no escuchara nada. Se trataba de proteger su privacidad.

Al acercarse a la cama, Lucifer vio a Mariel dormido en paz. Sonrió al ver que el hechizo de protección había funcionado. Lucifer se acostó a su lado, susurrando suavemente mientras le besaba el cuello. Los suaves besos despertaron a Mariel, quien al ver a Lucifer se dio la vuelta y se acurrucó contra él.

—Lucifer... mi rey amado —dijo Mariel, acariciando el cabello rubio de Lucifer con ternura.

Lucifer continuó besando su cuello mientras lentamente le quitaba la túnica blanca, revelando su cuerpo desnudo. Sus manos descendieron con delicadeza hasta el vientre de Mariel.

—Pronto regresaremos a nuestro hogar en el infierno —murmuró Lucifer—. Allí, nuestro pequeño nacerá. Aunque visitará el cielo de vez en cuando, su hogar será el infierno, en el Hazbin Hotel, con su hermana Charlie y nuestras gemelas.

Lucifer deslizó su mano derecha hacia la ingle de Mariel, acariciando su cintura con ternura, pero también con un toque posesivo. Sus garras se hundieron ligeramente en la piel del joven ángel mientras sus labios lamían su cuello con una mezcla de pasión y devoción.

Mariel comenzó a gemir suavemente, sus respiraciones se volvían más entrecortadas a medida que Lucifer lo acariciaba con intensidad. Los gemidos de Mariel se mezclaban con el roce de las manos y labios de Lucifer, creando un ambiente cargado de deseo.

—Ha... Ha... Lucifer —gimió Mariel, sintiendo el ardor de la pasión entre ellos.

Lucifer sonrió con satisfacción, sintiendo cómo la conexión entre ellos se intensificaba. La habitación, protegida por el hechizo, se llenó del único sonido de sus susurros y gemidos, creando un espacio íntimo y profundo entre ambos.

Narrador omnisciente:

Lucifer seguía recorriendo con sus manos la suave piel de Mariel, acariciando su cintura con una intensidad que hacía que el joven ángel apenas pudiera contener los gemidos que escapaban de sus labios. Mientras sus bocas se encontraban en besos profundos y apasionados, Lucifer dejó un rastro de besos a lo largo del cuello de Mariel, mordisqueando con delicadeza. El cuerpo de Mariel se arqueaba bajo él, atrapado en la mezcla de deseo y éxtasis.

Con la respiración entrecortada, Mariel intentó hablar, su voz suave y cortada por los suspiros que le arrancaba Lucifer.

—A-Amor... —dijo en un susurro tembloroso mientras sentía a Lucifer encima de él—, tu... tu padre... está en la habitación de al lado...

MI PEQUEÑO ANGELITO-  ENTRE ENGAÑOS Y  TRAICIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora