**Capitulo 47: mordida, heridas y un abrazo paternal **

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Lo había logrado

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Lo había logrado. Charlie apenas podía creerlo. Contra todo pronóstico, habían herido a Obskurath y traído de vuelta a Mariel. Aunque fuera solo por ahora, habían conseguido una victoria crucial. El infierno y su mejor amigo estaban a salvo, y Charlie juró que haría todo lo posible para mantenerlo así.

Observó a su alrededor, viendo las expresiones agotadas pero alegres de sus compañeros. Adán, a pesar de su habitual semblante irritado, tenía una chispa de satisfacción en sus ojos. Habían luchado y, juntos, habían triunfado.

**Miguel** rompió el silencio con su voz fuerte y autoritaria. "¿Todos están bien?" Su mirada recorrió el grupo, evaluando a cada uno de los presentes.

**Vox** asintió, aunque todavía parecía agotado. "Estamos bien. Por poco y no la contamos."

**Alice**, con sus manos aún brillando debido al escudo celestial, se acercó a Lucifer. "Déjame ver esa herida," dijo, con preocupación en su voz. Lucifer la miró por un momento y luego sonrió, intentando tranquilizarla. "Estoy bien, Alice. No te preocupes. El único que importa en este momento es él," susurró, mirando con ternura a Mariel en sus brazos.

Alice no estaba completamente convencida de las palabras del Rey del Infierno, pero al ver a quién se refería, no pudo evitar sonreír con ternura. Extendió una de sus manos y suavemente acarició la mejilla de Mariel, notando la tensión aún presente en su rostro inconsciente, como si luchara contra algún remanente de la oscuridad.

"Eres muy fuerte, mi hermanito. Ya todo está bien. Lograste volver," susurró con suavidad, intentando transmitir algo de su propia fuerza al ángel principado.

Charlie se acercó a ellos, observando el rostro inconsciente de Mariel con asombro y alivio. Las marcas de la batalla aún eran evidentes en su piel, y las garras que reemplazaban sus manos temblaban ligeramente, reflejo de la lucha interna que había librado. "No puedo creer que realmente funcionó... Pudimos traerlo de vuelta."

Lucifer miró a su hija con ternura, sus propios ojos brillando con lágrimas no derramadas. "Fue todo gracias a ti, manzanita. Tú hiciste que esto fuera posible."

Charlie miró a su padre y a Alice. La mujer asintió hacia la princesa, mostrando un gesto de respeto. Todavía le resultaba curioso y tierno cómo la princesa del infierno se refería a su hijo, pero en ese momento, solo sentía un profundo orgullo y alivio.

**Gabriel**, con una expresión seria pero calmada, intervino con voz autoritaria. "Debemos volver al hotel. Necesito revisar sus heridas y curarlas, además de evaluar el estado de Mariel."

Todos asintieron a sus palabras, conscientes de la urgencia. Sin embargo, Lucifer tenía otras prioridades. "Ustedes adelántense," dijo, su voz firme y decidida. "Yo debo quedarme y reconstruir los daños. No podemos permitir que el caos se extienda más de lo que ya lo ha hecho."

**Azrael**, sin embargo, no estaba dispuesto a dejarlo actuar solo. "Ni creas que te dejaremos hacer eso en el estado en el que estás," dijo, mirando a su hermano con una ceja enarcada. Lucifer observó su brazo herido, notando la sangre dorada que cubría su piel.

MI PEQUEÑO ANGELITO-  ENTRE ENGAÑOS Y  TRAICIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora