🥀Capítulo 74: Embarazo de un Ángel🥀

9 2 0
                                    

En el Hazbin Hotel

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En el Hazbin Hotel

Pasaron seis semanas desde la boda de Mariel y Lucifer. Una mañana, Mariel se despertó sintiendo una mezcla de cansancio extremo y malestar general. Se miró en el espejo y notó su piel pálida y las ojeras bajo sus ojos. Tenía náuseas constantes y su humor estaba inestable, llorando con facilidad. Sabía que algo no estaba bien.

Lucifer, al despertarse, notó el estado de Mariel y decidió demostrarle su cariño de la manera que solía hacerlo. Entró al baño con una sonrisa y le dio una nalgada juguetona a Mariel mientras se preparaba para ducharse.

—Buenos días, preciosa —dijo Lucifer con tono cariñoso—. ¡Esa cara de sueño no te queda nada bien!

Pero, en lugar de recibir una sonrisa o un guiño de complicidad, Mariel reaccionó con una irritación inesperada. Sin poder contenerse, se volvió y le dio una cachetada a Lucifer.

—¡Déjame en paz! —exclamó Mariel, con la voz temblando por la mezcla de enojo y malestar—. No estoy de humor para tus tonterías.

Mariel se alejó y cerró la puerta del baño con llave, ignorando los intentos de Lucifer por entrar. Se arrodilló frente al inodoro y vomitó, su estómago revolviéndose con cada oleada de náuseas. Lucifer, sorprendido por la reacción de Mariel, se quedó afuera golpeando la puerta y hablando con preocupación.

—Mariel, ¿estás bien? —preguntó Lucifer con tono preocupado—. ¿Qué pasa? ¿Por qué estás actuando así?

Desde dentro del baño, Mariel gritó:
—No estoy bien, Lucifer. No sé qué me pasa, pero me siento horrible. Necesito estar solo por un momento.

Lucifer, sintiendo una mezcla de preocupación y confusión, se quedó en la puerta tratando de consolar a su esposo desde afuera:
—Lo siento, cariño. No quise molestarte. Si necesitas algo, solo dime. Estoy aquí para ti.

Mariel, aún temblando y con la cabeza entre las manos, respondió:
—Solo... solo dame un momento. No sé cuánto más puedo soportar esto.

Lucifer, reconociendo que era mejor darle espacio, se alejó un poco y esperó pacientemente. Sabía que algo no estaba bien y estaba dispuesto a hacer todo lo que pudiera para ayudar a Mariel a sentirse mejor. Mientras tanto, Mariel continuaba en el baño, lidiando con su malestar y tratando de entender lo que le estaba sucediendo.

———

Más tarde, durante el desayuno, Mariel estaba en la mesa comiendo su comida con gusto. Lucifer, que lo observaba desde un lado, se acercó y se inclinó para comentarle algo con su habitual tono juguetón.

—Oye, precioso —dijo Lucifer con una sonrisa—, tus pechos pálidos parecen haber crecido un poco.

Mariel levantó la vista, confundido, mientras continuaba comiendo. No entendía a qué se refería, pero sintió que Lucifer extendía la mano hacia él. Antes de que pudiera reaccionar, sintió las manos de Lucifer en sus pechos.

—¿Qué... dices, Lucí? —preguntó Mariel, mirando de reojo cómo Lucifer exploraba su cuerpo con un aire de curiosidad y diversión—.

Lucifer, con una sonrisa traviesa, apretó suavemente y comentó:

—Mmm... qué ricura. —Y luego agregó—. No puedo evitar notarlo. Todo en ti está cambiando, precioso.

Mariel se sonrojó, y aunque sentía una mezcla de vergüenza y incomodidad, no pudo evitar sonreír ligeramente ante la actitud juguetona de Lucifer.

—Lucí, por favor —dijo Mariel—. No me hagas sentir más incómodo de lo que ya estoy.

Lucifer se rió suavemente, retirando sus manos con una sonrisa afectuosa.

—Lo siento, solo me sorprende ver los cambios. —Se inclinó para darle un beso en la mejilla—. Estoy aquí para ti, y me encanta verte en esta nueva etapa.

Mariel asintió, sintiendo un alivio reconfortante en la atención de Lucifer. Mientras continuaban con el desayuno, Mariel sabía que, a pesar de las incomodidades, contaba con el apoyo incondicional de Lucifer en cada paso de esta nueva etapa de su vida.

———

Más tarde, Mariel salió del hotel acompañado por su padre Alastor, Charlie, y Vaggie. Todos se dirigían al hospital del Infierno para un chequeo de rutina, ya que Mariel se sentía extraño y no podía entender las razones de su malestar. Al llegar al hospital, el doctor los recibió y condujo a Mariel a una sala de examen.

El doctor, tras una serie de pruebas y revisiones, se dirigió a Mariel con una expresión de entusiasmo.

—Mi... Majestad —dijo el doctor con una sonrisa—. Tengo buenas noticias. Estás embarazada de dos gemelas.

Mariel, sorprendido, miró al doctor con los ojos bien abiertos. Sus acompañantes también se sorprendieron, pero sus expresiones eran de alegría y emoción.

—¿Qué? —exclamó Mariel, tratando de asimilar la noticia—. ¡Dos gemelas! ¿Estás seguro?

El doctor asintió y continuó:

—Sí, estoy seguro. Es la razón por la cual te has estado sintiendo así. Es normal experimentar cambios significativos durante el embarazo. Pero no te preocupes, estoy seguro de que saldrán igual de guapas que su padre, el chico más guapo del Infierno.

Charlie, con una amplia sonrisa, se acercó a Mariel y le dijo:

—¡Mariel, esto es increíble! ¡Estamos tan emocionados por ti!

Vaggie y Alastor se unieron al entusiasmo, con Vaggie diciendo:

—¡Felicitaciones! ¡Estas gemelas serán adorables, sin duda!

Alastor, con su característica seriedad y tono paternal, le dio un abrazo a Mariel:

—Estoy feliz de que todo esté bien contigo y con las gemelas. Esto será una gran adición a nuestra familia.

Mariel, con lágrimas de alegría en los ojos, miró a sus seres queridos y les agradeció:

—Gracias a todos por su apoyo. No sé qué haría sin ustedes.

El doctor continuó explicando algunos detalles sobre el embarazo y las próximas etapas del cuidado prenatal. Con cada palabra, la preocupación de Mariel se fue disipando, reemplazada por una creciente emoción y esperanza por el futuro.

—Ahora que sabemos lo que está ocurriendo, podremos preparar todo para la llegada de tus pequeñas —dijo el doctor—. Estaré aquí para cualquier pregunta o preocupación que tengas.

Mariel asintió, sintiendo una mezcla de alivio y emoción. Mientras se preparaba para salir del hospital, el apoyo y la alegría de su familia le dieron una renovada confianza para enfrentar esta nueva etapa de su vida.

 Mientras se preparaba para salir del hospital, el apoyo y la alegría de su familia le dieron una renovada confianza para enfrentar esta nueva etapa de su vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Continuara ...

Nuevo capítulo de la historia espero que les guste ✌🏻⭐️

MI PEQUEÑO ANGELITO-  ENTRE ENGAÑOS Y  TRAICIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora