🥀Capítulo 60: Secuestro 🥀

5 1 0
                                    

Pasaron dos semanas y Mariel estaba en el parque con Lucifer, disfrutando de una tarde tranquila

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pasaron dos semanas y Mariel estaba en el parque con Lucifer, disfrutando de una tarde tranquila. Mientras Lucifer observaba a Mariel desde una banca, su mirada llena de cariño y protección, Mariel jugaba en los columpios, riendo y dejándose llevar por la brisa.

De repente, una multitud comenzó a acercarse a Mariel, reconociéndolo como la estrella de rock y la ex estrella de Valentino. Le pedían fotos y autógrafos, rodeándolo rápidamente. Mariel apenas logró salir de la multitud, su corazón latiendo con fuerza mientras buscaba a Lucifer entre la gente.

—Lucifer... ¿dónde estás? —murmuró Mariel, empezando a sentir una punzada de ansiedad.

De repente, sintió unos brazos fuertes rodeándolo por detrás. Por un momento pensó que era Lucifer, pero su alivio se convirtió en terror cuando le pusieron un pañuelo con somnífero sobre la boca y la nariz. Todo comenzó a volverse borroso mientras luchaba por mantenerse consciente.

—¡No... suéltenme! —intentó gritar Mariel, pero su voz se apagó rápidamente mientras el somnífero hacía efecto.

El demonio conocido como el mejor cazarrecompensas, Striker, junto con otros dos demonios, subieron a Mariel dormido al caballo negro de Striker. Uno de los demonios miró a Striker con una sonrisa maliciosa.

—Lucifer Morningstar nos dará unos buenos millones por su rescate, ¿no crees? —dijo riéndose.

Striker asintió, con una mirada calculadora. —Sí, pero primero debemos asegurarnos de que esté bien oculto. No queremos a Lucifer rastreándonos demasiado rápido.

Mientras cabalgaban lejos del parque, Mariel, inconsciente, no podía imaginar el peligro que se avecinaba. Lucifer, al darse cuenta de la desaparición de Mariel, sintió un frío en su corazón y una ira indescriptible comenzó a crecer dentro de él.

—¿Dónde estás, Mariel? —susurró para sí mismo, sus ojos brillando con determinación. —No dejaré que nadie te haga daño. Juro que los encontraré y los haré pagar.

Horas después, en un lugar desconocido

Mariel despertó en una habitación oscura, sus manos atadas con gruesas cuerdas. Intentó moverse, pero el mareo y la debilidad lo mantenían en su lugar. La puerta se abrió y Striker entró, con una sonrisa fría y calculadora.

—Buenos días, princesa —dijo Striker, acercándose a Mariel. —Espero que te hayas despertado bien, porque tenemos muchas cosas de las que hablar.

Mariel lo miró con desdén y valentía. —No soy tu princesa. Lucifer vendrá por mí, y cuando lo haga, te arrepentirás de haberme tocado.

Striker rió, divertido por la valentía de Mariel. —Veremos, veremos. Por ahora, disfruta de tu estancia. —Se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a Mariel solo y con una creciente sensación de desesperación.

MI PEQUEÑO ANGELITO-  ENTRE ENGAÑOS Y  TRAICIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora