🥀Capítulo 90:Duzce almuerzo 🥀

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**Narrador omnisciente:**

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**Narrador omnisciente:**

Habían pasado ciento treinta y dos días desde que el joven ángel, Mariel, había quedado embarazado. Eso significaba que habían pasado apenas dos días más desde los ciento treinta iniciales. A medida que el embarazo avanzaba, Mariel se sentía más agotado, pero disfrutaba de cada momento. Aquella mañana, mientras caminaba por los pasillos del Hazbin Hotel, se encontró con una pequeña travesura inesperada.

Sus gemelas, Lucía y Marílin, habían decidido que era el día perfecto para jugarle una broma tanto a él como a su esposo, Lucifer. Con una sonrisa que recordaba inquietantemente a la de su abuelo Alastor, las dos pequeñas se plantaron frente a Mariel en el pasillo, cruzando los brazos con esa mirada siniestra que solo ellas podían hacer. Antes de que Mariel pudiera siquiera reaccionar, ambas desataron su magia infernal.

Con un destello, envolvieron a su madre con unas esposas mágicas en los pies y las manos, dejándolo completamente inmovilizado. Mariel, sorprendido pero no sin cierto toque de diversión, miró a sus hijas con una mezcla de incredulidad y resignación. Las gemelas, orgullosas de su obra, lo arrastraron hacia un cuarto cercano.

—Ahora, mami —dijo Lucía con una sonrisa traviesa—, papi tendrá que encontrarte con este mapa, como en los cuentos que nos cuentas.

Mariel arqueó una ceja mientras observaba el mapa garabateado que Marílin sostenía con entusiasmo. A simple vista, parecía un plan detallado de todo el hotel, aunque con varias adiciones creativas por parte de las pequeñas. Los ojos del joven ángel viajaron entre el mapa y sus hijas, que lo miraban con una mezcla de picardía y orgullo infantil.

—Mientras tanto —continuó Marílin—, eres nuestro prisionero. ¡Y no puedes hacer ruido!

Ambas niñas se rieron a carcajadas mientras daban saltitos alrededor de Mariel, claramente encantadas con su travesura. El joven ángel suspiró, intentando mantener la compostura.

—Niñas... —comenzó Mariel con un tono calmado pero suplicante—, por favor... déjenme ir. No deberían estar haciendo esto. ¿Qué creen que dirá su padre cuando se entere?

Las gemelas, sin inmutarse, se cruzaron de brazos de manera sincronizada, emulando a su abuelo Alastor de nuevo. Lucía, con una sonrisa, se acercó a su madre y le puso un dedo en los labios.

—Shh, mami —dijo en un tono que pretendía ser serio—. Tú eres nuestro prisionero. No puedes hablar. ¡Eso arruinaría el juego!

Mariel no pudo evitar sonreír ante la inocente determinación de sus hijas. Era evidente que habían planeado esto con mucho cuidado y estaban completamente comprometidas con su pequeña aventura. Sin embargo, no podía dejar de pensar en cómo Lucifer reaccionaría cuando descubriera que sus hijas lo habían secuestrado... otra vez.

—Está bien, está bien... —dijo Mariel finalmente, rendido a la situación—. Pero cuando su padre llegue, tendrán que explicarle todo esto, ¿de acuerdo?

MI PEQUEÑO ANGELITO-  ENTRE ENGAÑOS Y  TRAICIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora