**Capítulo 6: Niñero**

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**Mariel**

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**Mariel**

Había pasado una semana desde que papá Alastor me adoptó. Me encontraba en la sala del Hazbin Hotel, jugando con mi oso de peluche y mis muñecos. Tenía uno de Vox, el antiguo mejor amigo y ahora némesis de papá, y otro de papá Alastor, el demonio de la radio. Mientras jugaba, tomaba mi leche en un biberón y decía con entusiasmo:

—¡Toma esto, Vox! ¡Yo, Alastor, el demonio de la radio, soy el más poderoso de todo el Infierno! —dije, golpeando con mi muñeco de Alastor al de Vox, haciendo sonidos de batalla y risas infantiles.

Papá Alastor se acercó a mí, acompañado por Charlie, Vaggie, Ángel Dust y Niffty, quienes estaban discutiendo sobre quién sería mi niñero esta vez. Todos parecían estar entusiasmados, excepto Lucifer Morningstar. Él, como siempre, estaba más interesado en su apariencia, ajustándose su sombrero blanco de copa decorado con una corona dorada, una serpiente verde claro enroscada y una manzana roja.

Al ver su actitud indiferente, papá Alastor se acercó a él, apoyándose en su bastón de radio, con una sonrisa astuta en su rostro.

—Lucifer, querido amigo —dijo papá Alastor, su voz cargada de una mezcla de sarcasmo y desafío—, hoy cuidarás de mi pequeño angelito mientras voy a resolver unos asuntos importantes con Carmilla Carmine.

Lucifer levantó una ceja, claramente disgustado por la idea, y replicó con una voz llena de desdén:

—¿Yo? ¿Cuidar a un angelito? Alastor, sabes muy bien que tengo cosas más importantes que hacer. Además, cuidar de niños no es precisamente mi especialidad.

Papá Alastor sonrió aún más, disfrutando visiblemente de la incomodidad de Lucifer, y respondió:

—Oh, vamos, Lucifer. Tú sabes bien lo que significa cuidar a un hijo. Después de todo, fuiste padre de Charlie, y no lo hiciste tan mal... al menos en algunas cosas. Aquí tienes la lista de su horario de comida, ropa, baño, juegos y sueño. —Le entregó una hoja de papel con detalles meticulosamente escritos, señalando cada aspecto del cuidado de Mariel—. No olvides que Mariel requiere de atención especial. Y te advierto, si algo le pasa, tendrás que rendirme cuentas.

Lucifer tomó la lista con evidente reticencia, mirando a Alastor con una mezcla de fastidio y resignación.

—Está bien, está bien. Pero esto no es más que un favor que te hago. No te acostumbres —dijo, ajustando nuevamente su sombrero y tratando de mantener su dignidad intacta.

Charlie, con una sonrisa alegre, se acercó a Mariel y le acarició la cabeza con ternura.

—No te preocupes, Mariel. Lucifer cuidará bien de ti. Y si necesitas algo, estaré aquí cerca —dijo, guiñando un ojo y mirándolo con una mezcla de cariño y diversión.

Vaggie, cruzando los brazos, no pudo evitar reírse suavemente ante la situación.

—Esto va a ser interesante. Nunca pensé que vería a Lucifer cuidando de un niño —dijo, con una sonrisa burlona en su rostro.

MI PEQUEÑO ANGELITO-  ENTRE ENGAÑOS Y  TRAICIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora