🥀Capítulo 79: Miedo y Cosuelo 🥀

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**Narrador omnisciente:**

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**Narrador omnisciente:**

El joven ángel, Mariel, descansaba en la cama junto a Lucifer, quien lo tenía abrazado con un brazo protector alrededor de su cuerpo. Los dedos de Lucifer se movían con delicadeza sobre el vientre de Mariel, transmitiéndole una sensación de calma. Pero, a pesar del calor reconfortante de su esposo y del ambiente tranquilo de la habitación, había algo en el corazón de Mariel que no lo dejaba estar en paz.

Con la mirada perdida en el techo, el ángel suspiró, sintiendo un nudo en la garganta que no podía ignorar más. Finalmente, volteó su rostro hacia Lucifer, su expresión vulnerable y preocupada.

—**Chaparrito...** —comenzó en voz baja, su tono quebrado por la emoción—. **Tengo miedo...** —su mano temblorosa se posó sobre su vientre, protegiendo instintivamente al bebé que crecía dentro de él—. **La última vez que vimos a Roo y Obskurath, antes de que quedara embarazado... dijeron que iban a venir por mí.** —Hizo una pausa, y una lágrima rodó por su mejilla, brillando bajo la tenue luz de la habitación—. **Tengo miedo de que cumplan su promesa.**

Lucifer, al sentir el dolor en las palabras de Mariel, inmediatamente detuvo sus caricias y lo miró con preocupación. Aunque intentaba mantener su compostura, los ojos carmesí de Lucifer destellaron con una mezcla de furia y protección. Se inclinó hacia adelante, usando una mano para secar suavemente la lágrima de la mejilla de Mariel con su pulgar.

—**Preciosa...** —murmuró con una voz grave, su semblante serio pero lleno de amor—. **No permitiré que nadie te toque. Roo y Obskurath no tienen idea de con quién se están metiendo.** —Sus ojos brillaron con determinación, mientras su agarre sobre Mariel se fortalecía, transmitiéndole seguridad—. **Si se atreven a ponerte una mano encima, yo mismo los destruiré. No habrá piedad.**

Mariel, aún temeroso, miró a Lucifer, buscando en su rostro algún tipo de consuelo, alguna garantía de que todo estaría bien.

—**¿Y si vienen cuando no estés?** —preguntó en un susurro, su voz temblando ligeramente—. **No soy tan fuerte como tú... ¿Qué haría si intentan llevarme?**

Lucifer suspiró suavemente, inclinándose para depositar un beso en la frente de Mariel. Luego, lo miró profundamente a los ojos, su expresión ahora más suave, pero no menos firme.

—**No te preocupes, preciosa.** —respondió, acariciando nuevamente su vientre—. **No te dejaré solo. Siempre estaré contigo. Y si no estoy cerca, ya sabes que te he dado la protección necesaria. Tienes mi collar, y con él, siempre sabré dónde estás. Solo tienes que llamarme, y estaré allí en un instante.**

Mariel asintió, recordando el collar que Lucifer le había dado, un símbolo no solo de su amor, sino también de la promesa de que siempre lo protegería. Sin embargo, el miedo persistía en su corazón, algo que Lucifer notó inmediatamente.

—**Escúchame bien, mi ángel.** —continuó Lucifer, inclinándose para mirarlo directamente a los ojos—. **Eres más fuerte de lo que crees. Has superado tantas cosas, y este bebé...** —dijo, posando una mano en el vientre de Mariel—. **Este bebé no solo te hace fuerte a ti, sino que nos une aún más. Juntos somos invencibles, y nadie podrá arrebatarnos lo que hemos construido.**

MI PEQUEÑO ANGELITO-  ENTRE ENGAÑOS Y  TRAICIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora