** Capítulo 38: tormentas internas y amor verdadero**

9 2 0
                                    

#### Señor Pato

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

#### Señor Pato

Tal parece que decir que quieres arreglar las cosas es más fácil que hacerlas.
"¡Vida o destino, no sean culeros! Solo quiero arreglar las cosas con Mariel", pensaba Lucifer Morningstar con una mezcla de frustración y tristeza.

Estas eran las reflexiones de nuestro querido Rey después de haberse disculpado con su "manzanita" Charlie. Ella, con su enorme corazón, había decidido darle otra oportunidad, liberando a Lucifer de un gran peso que parecía aplastarlo. Ahora podía respirar con más facilidad. Su manzanita estaba dispuesta a intentarlo de nuevo, y eso le daba fuerzas para enfrentar el siguiente reto: su Angelito.

Parecía que cada vez que cometía un error con su hija o, en este caso, con Mariel, algo se interponía para evitar que pudiera disculparse. Había estado buscando a Mariel durante tres días seguidos, ya que parecía haberse esfumado del hotel. Finalmente, su manzanita le dijo que Mariel estaba en su habitación, y, a juzgar por el tono de voz de Charlie, no quería que molestaran a su amigo en vano. Lucifer mentiría si dijera que ese tiempo perdido no lo había molestado. Y, precisamente, eso es lo que estaba haciendo: mentir. No tenía derecho a molestarse por nada, y ni siquiera estaba seguro de si realmente estaba molesto. Sabía por su manzanita que el Angelito permanecía la mayor parte del tiempo en su habitación, aislándose de todos y preocupando a más de uno.

Charlie, con su preocupación constante, les había preguntado a los demás por qué aún no habían ido a ver cómo estaba Mariel. Cherry se encogió de hombros, creyendo que su presencia no ayudaría al Angelito. Husk permaneció callado, pero Charlie sabía que él quería ir a ver cómo estaba y que el gato realmente se preocupaba por su amigo. Tanto Angel Dust como Vaggie respondieron que sentían que aún no era el momento, por muy extraño que eso pareciera.

Lucifer no pudo evitar estar de acuerdo; algo en él le decía que aún no era el momento de visitar al ciervo. Le había contado de este presentimiento, si se le podía llamar así, a Naga, y la serpiente estuvo de acuerdo en que siguiera esa corazonada. Lo cual lo llevaba a este momento, caminando de un lado a otro en su habitación, tratando de pensar cómo acercarse al Angelito sin asustarlo.

"Si sigues así, harás un agujero en el suelo, Lucifer", comentó Señor Pato con un tono de broma, pero con una preocupación real en su voz. Lucifer volteó a verlo y frunció el ceño, soltando un pesado suspiro.

"Lo siento, señor pato . Es solo... no sé qué hacer. Me da miedo arruinarlo todo de nuevo", admitió, su voz cargada de una vulnerabilidad que rara vez mostraba.

Era irónico: el soberano del infierno, conocido por su poder y astucia, ahora estaba paralizado por el miedo a cometer otro error. Había recurrido a su hija Charlie y a su novia Vaggie en busca de consejo sobre cómo acercarse a Mariel. Pero no de una manera figurativa o poética, sino literalmente. Cada vez que intentaba acercarse, el ciervo lo detectaba y lo repelía con sus tentáculos. Y lo que más le preocupaba a Lucifer era que Mariel parecía estar sufriendo cada vez que usaba sus poderes. Esto solo aumentaba su angustia.

MI PEQUEÑO ANGELITO-  ENTRE ENGAÑOS Y  TRAICIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora