Sé mi luz (Jikookmin)

Prólogo

Venganza. Para la mayoría de las personas, esta es solo una palabra que nunca encontrará en el camino de su vida. Sólo una palabra sin ningún significado serio. Quizás sólo lo conozcan en series, películas o libros sobre crímenes, pero no en el mundo real. La venganza es causar daño intencionalmente para compensar a otro. 

Así es. 

Se trata de una acción plenamente consciente para la que deben existir razones de peso. ¿Cuánta gente piensa seriamente en la venganza? Cientos de miles. ¿Cuánta gente todavía decide vengarse? Docenas. ¿Cuántas personas logran hacer las cosas sin retroceder por miedo? Unidades. Para hacer esto, es necesario tener nervios de acero y una gran determinación, o estar cegado por el deseo de lastimar a otra persona. 

No importa de qué tipo: físico o moral, el dolor en cualquier caso causa daño. Es necesario estar lo suficientemente enojado con todos los seres vivos para encontrar el coraje para dar el último paso y cruzar la línea cuando no haya vuelta atrás. Tienes que ser lo suficientemente cruel como para arruinarle la vida a otra persona. Son precisamente estas personas las que están tramando su plan de venganza ahora mismo, observando desde un coche detrás de una de las casas del sector privado de Seúl. 

Nació hace mucho tiempo y permaneció tranquilamente en el alma de su creador. Creció en su interior como una flor espinosa todo este tiempo, penetrando cada vez más profundamente con sus espinas. Está esperando el momento de su realización. Un coche tintado de negro acechaba en el lado opuesto de la calle, sin llamar la atención. Sólo un coche normal y corriente aparcado a un lado de la carretera, pero con algunos pasajeros muy inusuales en su interior. En el salón estaban sentados dos viejos amigos que estaban conectados por muchas cosas: buenas y malas. 

Pasaron por muchas pruebas uno al lado del otro, soportando y aceptando todas las travesuras de cada uno. Si hablamos de ellos como individuos, entonces uno era un líder nato y el segundo era una sombra devota. Uno de ellos tenía miedo del otro, pero le creyó ciegamente y lo siguió porque lo valoraba. Estaba listo para seguirlo directo al infierno ante una de sus palabras, la conexión entre ellos era muy fuerte. Y estos dos estaban empeñados en vengarse. Ambos estaban preparados para dar el paso final, traspasando todos los límites posibles. No tenían nada que perder, no les quedaba nada. 

Uno de ellos hacía tiempo que se había perdido como persona y simplemente vivía, disfrutando cada día. No miró hacia adelante porque temía que allí no hubiera futuro. Y el otro se rompió hace mucho tiempo, porque hace muchos años ya se le borraron las fronteras de los conceptos de "bien" y "mal". 

Él mismo era el verdadero mal para todos los que lo rodean. 

Ambos perdieron su posición estable en la sociedad que alguna vez los idolatraba, pero todavía tenían una cosa: poder. No en el sentido de que estuvieran en posiciones altas, en absoluto, esto es algo en un nivel completamente diferente: el poder sobre la voluntad de las personas. Sabían infundir miedo sólo con su apariencia y sus acciones, y ambos se alimentaban de ese miedo, recibiendo satisfacción mental. Estos dos habían perdido todo lo bueno de sí mismos, por eso este último paso les resultó tan fácil. 

Ha caído la noche sobre la ciudad primaveral, es casi medianoche, por lo que la calle está completamente desierta. El cielo oscuro estaba cubierto de nubes de tormenta, como si incluso tuviera el presentimiento de que algo andaba mal. Este es uno de los sectores privados más decentes; aquí vivía gente rica y feliz. Ahora estaban sentados en sus lujosas casas, en costosos sofás de cuero, o tal vez preparándose para ir a la cama en enormes camas y mullidas mantas, o pasando tiempo junto a sus seres queridos, terminando la mejor cena. Y algunos contaban sus innumerables riquezas y bebían tragos caros, felices con su puta vida, claro. Es perfecta, igual que en la foto de la puta serie de Beverly Hills.