Sé mi luz (Jikookmin)

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"¿Recuerdas cuántos años tenía cuando hiciste esto por primera vez?"- Él niega con la cabeza y la mira con ojos salvajes.

"Comencé a luchar por mi vida cuando comencé a crecer como persona y a comprender lo que realmente me estabas haciendo". ¿Te das cuenta siquiera de que cometiste un delito no sólo desde el punto de vista moral, como una madre repugnante, sino también desde el punto de vista legal, como un pedófilo? Me violaste regularmente durante tres años. Esto es violación, Wien.

"Me obligaste a hacerte esto", Park prácticamente escupe las palabras. La mujer mira a su alrededor y por alguna razón tiene miedo de mirarlo. ¿Qué diablos está pasando? Nunca se había sentido tan vulnerable y débil frente a él. Su hijo ha cambiado desde la última vez que lo vio. Él se ha vuelto de alguna manera libre y ella no comprende las razones de estos cambios en él. Ella no puede encontrar los hilos por los que pueda ser arrastrado dolorosamente y, por lo tanto, simplemente busca una excusa.

"No pude evitarlo. Eres mi obsesión, Jimin. No sé por qué es así. No soy normal.

"Eso no justifica lo que me hiciste". Yo era sólo un niño. Tu hijo indefenso y débil. "Es incesto, cómo no entenderlo", responde con disgusto en su voz.

"Lo triste es que lo entiendo, pero no veo nada malo en ello", sonríe amargamente.

"Eres un monstruo", dice Jimin en voz baja, mirando hacia adelante, se lleva un cigarrillo a la boca y lo enciende.

"Lo sé", dice la mujer, mirándolo.

"Sabes, cuando te escapaste de casa, me volví aún más loca, pero pensé que este anhelo por ti pasaría", suspira profundamente y sacude la cabeza.

"Pero cuando te volví a ver... adulto, maduro, tan atrevido y fuerte, me di cuenta de que te necesitaba tanto". Te quiero tanto y quiero poseerte. Y no me detendré ante nada para volver a atraparte", dice Wien, dando un paso vacilante hacia él.

"Si no me hubiera escapado, ¿habrías seguido haciendo esto?"- pregunta Park exhalando humo. La mujer se encoge de hombros. Ella coloca su mano sobre su mejilla y acaricia suavemente la piel caliente con su pulgar. Jimin se sorprende, porque no siente nada aterrador. Sólo asco. No siente dolor, no tiene miedo, sus pensamientos no son transportados al pasado y su cuerpo no se adormece como antes. Respira hondo y todo en su interior se regocija. Él ya no le pertenece y ella parece entenderlo también.

"Creo que sí", responde ella con sinceridad y le toca el pelo suavemente.

- Eres tan hermoso, muchacho. Te dije que cuando seas grande entenderás lo atractivo que eres. Ahora lo sabes, tienes mucha confianza en ti mismo y puedes sentirlo a un kilómetro de distancia. Sólo atrae más. Las mujeres siempre aman más a los hombres fuertes y seguros de sí mismos. Y tu energía simplemente estrangula a todos los seres vivos que te rodean. Jimin aleja su mano de él, alejando la palma de ella y se aleja unos pasos de ella. Mira la foto de su padre colgada en la pared con un hombre importante con traje y da una profunda calada.

- Usted arruino mi vida. Rompiste mi psique y destruiste todo lo bueno que había en mí. Me privaste de mi infancia y de mi vida normal. Me mataste todos los días, lenta y dolorosamente. Eres un monstruo en un hermoso caparazón. Arrepiéntete, perra repugnante, tienes que arrodillarte frente a mí y besar el suelo debajo de mis zapatos por el resto de tu vida, pero de todos modos nunca recibirás este perdón- dice en tono gélido y apaga su cigarrillo sobre la foto de su padre, para luego volverse hacia ella.

- Nunca, Wien. Arderás en el infierno con mi papá. Él nota cómo ella respira rápidamente y se le pone la piel de gallina. La mujer, con la cabeza gacha, da unos pasos hacia adelante y se acerca a él, para luego, de repente, arrodillarse frente a él. Jimin frunce el ceño confundido. ¿Qué diablos está haciendo? Wien se queda allí sin levantar la cabeza, su pecho sube y baja rápidamente, guarda silencio durante aproximadamente un minuto, mientras su hijo simplemente la mira y se lleva las manos a los bolsillos. Ella le obedece. Intercambiaron roles y ahora él siente su poder sobre ella, por lo que sonríe satisfecho.