42. Tienes una manera exquisita de demostrarlo

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Astrid se queda un rato contemplando el mar en silencio. Cuando siente que ha logrado poner sus emociones bajo control, y meterlas temporalmente dentro de un baúl, respira profundamente y se hace el firme propósito de regresar a la fiesta y fingir que la está pasando bien, porque no quiere arruinarle la noche a Ximena.

Al entrar de nuevo al salón de eventos, aprovecha para robar un vistazo rápido a la mesa de Emilia, pero la chica de los ojos gélidos no se da cuenta siquiera de su presencia, porque se encuentra muy entretenida en la sesión fotográfica que sus compañeros habían estado esperando.

Al regresar a su propia mesa, nota, con orgullo y alegría, que Ximena sigue muy entretenida, conversando con Yolanda. Se come su postre con mucha calma, aprovechando a mirar en dirección de donde se encuentra el equipo de IT de la cadena hotelera. Quizás unos treinta minutos más tarde, observa a Emilia despedirse y marcharse.

—¿Nos vamos? —propone Ximena, cuando por fin regresa.

Astrid asiente en silencio, poniéndose de pie, siguiéndola hacia la salida del salón de eventos

—¿Cómo te fue? —pregunta su amiga, mientras caminan en dirección hacia el estacionamiento.

—Tú primero —pide Astrid, levantando una ceja repetidamente, de manera juguetona.

A la mañana siguiente, Astrid toma el carrito de medio uso que Bernardo le ayudó a conseguir la semana anterior y se va a Mérida para pasar Navidad en casa de Javier, con el resto de la banda.

Javier la recibe con mucho amor y alegría. Y aunque pasan el domingo entero comprando todo lo que necesitarán para preparar juntos la comida y la cena del día siguiente, aprovechan para hablar de muchas cosas y terminar de lijar ciertas asperezas que habían quedado en el aire durante estos últimos meses en los que él la ha visto y escuchado llorar tan amargamente.

El lunes 24 de diciembre, los miembros de la banda comienzan a llegar en horarios distintos, dándole la oportunidad de pasar pequeños ratos con cada uno. Sin embargo, esta primera reunión, después de tantos años lejos, se siente lo más parecido a ponerse unos jeans recién lavados: calzan bien, pero están un poco tiesos; aunque, después de un rato, entran en calor y entonces todo comienza a fluir con menos estragos.

Quique es el primero en llegar, y aunque intenta comportarse de lo más normal, Astrid no tarda en notar que su amigo está siendo más atento que nunca con ella. Metiéndose en la cocina para ayudarlos, siendo extremadamente servicial y cariñoso en su trato con ella. Astrid aprovecha un momento a solas con él para abrazarlo, disculparse por haberse marchado por tantos años y prometerle que, a partir de ahora, Cancún será lo más lejos que se encuentre de él.

Después, llega Marisol y les dice que su novio llegará hasta pasada la medianoche, cuando haya terminado de cenar con su familia. Al principio, su amiga guarda un poco su distancia y cuida mucho todo lo que dice, como no queriendo restregarle en cara la felicidad que ha encontrado en su relación; pero Astrid le deja muy en claro que le encanta verla así de enamorada y contenta, y le asegura que tiene muchas ganas de conocer a su novio.

Aura y Fernanda llegan juntas, y desde el momento en que entran a la casa, guardan su distancia con ella; la saludan, la abrazan, pero sus movimientos y sus palabras son casi tan fríos como lo fueron los de Emilia y Toni. Pepe llega un poco más tarde, y aunque parece comportarse como antaño con ella, de vez en cuando, le suelta uno que otro latigazo respecto a sus malas decisiones, aunque siempre lo hace con un tono juguetón.

Lalo es el último en llegar y no cabe en su propio cuerpo al momento de presentarle a Verónica, quien se ha integrado perfectamente a la banda y ahora es considerada un miembro oficial de la misma. Astrid no tarda en entender por qué: Verónica es divertida, inteligente y extremadamente cariñosa tanto con Lalo, como con el resto de sus amigos. Pero, lo que más le llama la atención, es que su amigo está tan entretenido en la compañía de su novia, que nunca se acerca siquiera al estéreo, dejando a Pepe ser el encargado de la música.

Los años son más cortos en MercurioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora