A la Sombra del Anillo

Capitulo 28: Confesiones

MIA

Sigo hablando con Jack, tratando de hacerlo más vulnerable, buscando cualquier grieta en su armadura. Respiro hondo y le hago una pregunta que sé tocará una fibra sensible.

               —Jack, ¿la amistad con Alessandro también fue una mentira?.

Él se queda en silencio, mirándome con una mezcla de ira y dolor. Aprovecho su vacilación y continúo, reviviendo los recuerdos que compartieron.

               —Recuerdo cuando tú y Alessandro bebieron juntos hasta el amanecer, charlando e intercambiando risas. Los dos siempre fueron como hermanos. ¿Recuerdas cuando se enfrentaron lado a lado en ese tiroteo contra una pandilla?. O cuando recibiste ese disparo en la pierna y Alessandro no te abandonó. Te protegió. —Hago una pausa, observando su expresión, que parece suavizarse un poco—.

Jack frunce el ceño, pero no interrumpe.

               —Y la vez que los tres estábamos en el jardín de la hacienda, observando las estrellas mientras tomábamos whisky, celebrando la derrota de una pandilla —mi voz se vuelve más suave—. No me digas que todo eso fue una mentira, Jack. Porque vi la camaradería, la lealtad, la verdadera amistad.

Jack cierra los ojos, como si intentara bloquear los recuerdos. Pero sé que he tocado algo profundo.

               —No fue una mentira, Mia —admite finalmente, su voz quebrándose ligeramente—. Pero esos días se fueron. Las cosas cambiaron.

               —No tienen que ser así —le digo—. Puedes cambiar el rumbo ahora. No es demasiado tarde.

Él abre los ojos y me mira, y por un momento veo al hombre que fue mi amigo, el hombre que estuvo al lado de Alessandro y que compartió risas y lágrimas con nosotros.

              —Es más complicado que eso, Mia —dice, y noto la lucha interna en su voz—. No puedo simplemente dar marcha atrás.

Aprovecho su distracción, mirando de reojo el llavero en su pantalón. Sigo hablando, tratando de mantenerlo enfocado en la conversación.

               —Tal vez no puedes dar marcha atrás, pero puedes tomar una decisión diferente ahora. Puedes ayudarnos a detener esto. —Le miro directamente a los ojos—. Jack, siempre hay una elección.

Él se queda en silencio, sus ojos buscando los míos. Sé que está luchando internamente, y cada segundo que pasa me da más tiempo para pensar en cómo alcanzar esa llave.

               —¿Qué quieres de mí, Mia? —pregunta finalmente, su voz más suave—.

               —Quiero que recuerdes quién eras, quién eres realmente. Quiero que recuerdes que, aunque las cosas cambiaron, todavía puedes hacer lo correcto —le digo con sinceridad—. Ayúdanos a detener esto.

Jack cierra los ojos de nuevo, su expresión es una mezcla de dolor y confusión. Siento que estoy llegando a él, pero sé que aún no es suficiente. 

De repente, alguien nos interrumpe. Es una mujer al otro lado de la estación, sentada en un escritorio. Señala su laptop y le dice a Jack que necesita mostrarle algo. Aprovecho que Jack no me está mirando. Está cerca de mí, así que estiro rápidamente mis manos y tomo el llavero de su pantalón sin hacer ruido, luego escondo las llaves entre mis manos cuando Jack se voltea para mirarme. Parece que intenta decir algo, pero se aleja sin decir nada.