Capitulo 9: Los Dragones Azules

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MIA

Al día siguiente, Vanessa y yo estábamos sentadas en la cama, ambas con pijamas cómodas, mientras disfrutábamos de una película y un gran plato de helado de chocolate. El helado era mi favorito, y Vanessa lo había comprado especialmente para hacerme sentir mejor. Agradecía su gesto, aunque no le había contado nada de lo que realmente estaba pasando. Ella no me había presionado para hablar, algo que valoraba profundamente.

Las risas llenaban la habitación mientras hablábamos de diferentes temas, recordando viejas historias de la secundaria y poniéndonos al día con nuestras vidas. El ambiente era relajado y, por un momento, casi olvidé todo el caos que me había llevado a este punto.

               Voy a darme una ducha rápida dijo Vanessa, levantándose de la cama y dirigiéndose al baño.

Asentí y seguí comiendo mi helado, enfocándome en la película. De repente, escuché unos golpes en la puerta de la habitación. Suponiendo que se trataba de la pizza que habíamos encargado, tomé mi cartera y me dirigí a la puerta. Pero cuando la abrí, me congelé al ver a Alessandro al otro lado.

Su mirada era intensa, y antes de que pudiera decir algo, le cerré la puerta en la cara rápidamente. Mi corazón latía descontroladamente mientras trataba de procesar lo que acababa de suceder. ¿Cómo me había encontrado?.

Corrí hacia mi bolso y saqué mi celular. La respuesta era obvia. Conociendo las conexiones y recursos de Alessandro, era muy probable que hubiera estado rastreando mi celular. Me sentí estúpida por no haberlo pensado antes.

Mientras mis pensamientos se arremolinaban, escuché a Vanessa salir del baño usando una bata blanca cubriendo su piel húmeda y su larga cabellera negra se encontraba goteando. Su expresión cambió al ver mi rostro pálido y mi respiración agitada.

               Mia, ¿qué pasa? pregunta mi amiga con preocupación en su voz—.

               Vanessa, es Alessandro. Está aquí —las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerme.

Su mirada se endureció, y sin decir nada más, se acercó a la puerta y miró por la mirilla. Se giró hacia mí con una expresión que mezclaba incredulidad y determinación.

               ¿Qué vas a hacer? pregunta Vanessa en voz baja.

No tenía una respuesta clara. La presencia de Alessandro aquí significaba que ya no estaba segura, incluso con Vanessa. Tenía que enfrentarme a él, pero no sabía cómo ni qué decir. Mientras pensaba en mi próxima acción, escuché su voz desde el otro lado de la puerta. 

               Mia, abre la puerta. Necesitamos hablar dice Alessandro, se nota la seriedad en su voz, pero al mismo tiempo suena algo ansioso

Las palabras resonaron en mi cabeza, y su tono, aunque firme, no era tan lleno de ira como la noche anterior. Respiré hondo, tratando de calmarme. Tenía que enfrentar esto.

               Vanessa, necesito que te quedes aquí dije, mirando a mi amiga a los ojos. Voy a hablar con él.

Ella asintió con reticencia, entendiendo la gravedad de la situación. Me acerqué a la puerta y la abrí lentamente, encontrándome cara a cara con Alessandro una vez más.

               Tenemos que hablar dijo él, su voz baja y controlada.

               Está bien respondí, tratando de mantener la calma. Pero no aquí. Vamos a caminar.

A la Sombra del AnilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora