Sería agradable comenzar una relación, claro que lo sería, más si es con Harry Styles.
Ese hermoso abogado con rizos alborotados color chocolate, sus ojos esmeralda, espalda ancha y brazos fibrosos llenos de tatuajes... su sensual y grave voz.
Joder, de solo pensar en él, se estaba poniendo duro.
Louis estaba sentado en su oficina, intentando concentrarse en su trabajo, pero su mente seguía divagando hacia Harry. Habían hablado de sus sentimientos la noche anterior, pero Harry aún no le había pedido ser su novio. Y sí, puede parecer una chiquilinada decirlo así, pero Louis, un hombre de veintisiete años, quería escuchar de los labios de Harry, un hombre de treinta y dos años, preguntarle si quería ser su pareja.
Suspiró, apoyando la cabeza en sus manos mientras miraba la pantalla de su computadora sin realmente verla. Llámenlo loco, lo han hecho muchas veces a lo largo de su vida, por su sexualidad, por sus creencias, por sus obsesiones, pero no le importa en lo más mínimo.
Quiere, desea, anhela ser el novio oficial de Harry Styles. No le importa si tiene un hijo, si es cinco años mayor que él, o lo que sea.
Louis recordaba con claridad cada detalle de Harry: su risa contagiosa, la forma en que sus ojos brillaban cuando hablaba de algo que le apasionaba, la seguridad con la que se movía en la sala de tribunal, y cómo esa seguridad se desmoronaba en la intimidad de su hogar, mostrando una vulnerabilidad que solo Louis había llegado a conocer.
-¿En qué estás pensando, Tomlinson? -se preguntó a sí mismo en voz baja, sacudiendo la cabeza.
La puerta de su oficina se abrió de repente, interrumpiendo sus pensamientos. Louis levantó la mirada, esperando ver a uno de sus compañeros de trabajo, pero en su lugar, se encontró con Harry, que se apoyaba en el marco de la puerta con una sonrisa juguetona.
-¿Puedo pasar? -preguntó Harry, aunque ya había dado un paso dentro.
Louis asintió, su corazón acelerándose al ver al abogado. -Claro, pasa.
Harry cerró la puerta tras de sí y se acercó al escritorio de Louis, sus ojos verdes llenos de determinación y algo más, algo que hizo que Louis sintiera un nudo en el estómago.
-He estado pensando -comenzó Harry, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón-, sobre lo que hablamos anoche.
Louis se enderezó en su silla, su atención completamente enfocada en Harry. -¿Sí?
Harry dio un paso más cerca, apoyando una mano en el escritorio. -Quiero que sigamos hablando de esto, pero en un lugar más tranquilo. ¿Te gustaría ir a cenar conmigo esta noche, después de salir del bufete?
Louis sintió que su corazón se detuvo por un segundo antes de comenzar a latir con fuerza nuevamente. Sus ojos se llenaron de sorpresa y alegría. -¿Una cita?
Harry sonrió, una sonrisa que iluminó toda la habitación, y asintió. -Sí, una cita. Quiero conocerte mejor, pasar tiempo contigo fuera del trabajo. ¿Qué dices?
Louis sintió una oleada de emoción que casi lo abrumó. -Sí, me encantaría. Vamos a cenar.
Harry se relajó visiblemente, su sonrisa volviéndose más amplia. -Perfecto. Te recogeré a las ocho, entonces.
Louis asintió, sintiendo cómo toda la tensión y la incertidumbre se desvanecían. Estaban dando un paso hacia algo nuevo, algo que podía ser increíble. Mientras Harry se despedía con un guiño y salía de la oficina, Louis no pudo evitar sonreír, su mente ya imaginando cómo sería su cita esa noche.
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Obsesión Secreta
RomanceLouis Tomlinson, desde una temprana edad, tuvo la fascinación por ver sexo, especialmente el sexo gay. Al principio pensó que era algo normal, ya que se supone que todos pasan por esa etapa debido a las hormonas y demás. Aunque Louis, con ya veintic...