XII

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Todos sus intentos de descansar se vieron interrumpidos cuando el timbre comenzó a sonar, no una, no dos, sino casi diez veces seguidas.

Louis, hundido en su cálida cama, inicialmente decidió ignorarlo. Miró el reloj: casi las dos de la mañana. Claramente, no iba a levantarse para atender a quien fuera, especialmente a esa hora intempestiva.

Sin embargo, los insistentes toques en la puerta, que rápidamente se convirtieron en golpes casi a puñetazos, se volvieron insoportables. No solo era el timbre; el ruido resonaba por todo el apartamento, perturbando la tranquilidad que tanto necesitaba.

-Lo que faltaba -murmuró Louis, frustrado-, que me entren a robar. Ni que tuviera tantas cosas de valor...-

Pensó en sus posesiones: su televisión, su computadora, quizá los artículos más costosos que poseía. Además, los millones de juguetes que coleccionaba, esos que tanto placer le daban, esparcidos en diferentes sectores de su casa. Pero nada de esto justificaba el ruido y el alboroto que venían de la puerta.

Finalmente, con un suspiro de resignación, Louis se levantó de la cama. Se colocó una bata, tratando de mantener el calor que había dejado atrás en las sábanas. Se dirigió a la puerta, maldiciendo en voz baja a quien estuviera del otro lado por interrumpir su intento de descanso.

Abrió la puerta con un movimiento brusco, listo para enfrentar a quien fuera que estuviera molestándolo. Pero lo que vio lo dejó sin palabras.

Ahí, bajo la tenue luz del pasillo, estaba Harry. Su rostro mostraba una mezcla de desesperación y angustia, algo que Louis no había visto antes.

-Louis, por favor, tenemos que hablar -dijo Harry, su voz quebrada y sus ojos reflejando una intensidad que hizo que el corazón de Louis diera un vuelco.

Por un momento, Louis no supo qué decir. Se quedó ahí, en el umbral de la puerta, mirando a Harry, sintiendo cómo todas las emociones del día se arremolinaban nuevamente en su pecho.

-¿Qué haces aquí, Harry? -preguntó finalmente, su tono más cansado que enojado.

Harry dio un paso adelante, casi entrando en el apartamento sin esperar invitación. -Necesito que me escuches. Por favor.-

Louis cerró los ojos un momento, tratando de encontrar la calma en medio de la tormenta. Finalmente, abrió la puerta por completo y dio un paso atrás, permitiendo que Harry entrara.

-Está bien -dijo Louis, con un suspiro-. Hablemos.

Harry suspiró, fuerte y profundo, haciendo que Louis frunciera el ceño. Se frotó el ojo y, sin mirar al abogado, caminó hacia la cocina y encendió la pava eléctrica; necesitaba un té.

-¿Vas a hablar? Porque necesito dormir -cuestionó Louis, sacando una taza y poniendo una bolsita de té en ella.

-Yo... yo sí -dijo Harry, pasando su lengua por sus labios. Estaba nervioso-. Hoy me comporté como un imbécil, perdóname.-

-No te perdono, Harry. No estoy de humor para tener una pelea de nuevo, y menos para perdonar a un idiota que se cree mejor que yo para exigirme algo. Joder, hay veces que las personas tienen días malos, nadie es jodidamente perfecto como tú. Nadie es Harry 'perfecto' Styles, así que no, no te perdono.-

-Louis...-

-Louis nada -interrumpió Louis, levantando la voz-. Yo no soy tu puta, tu amante o lo que sea que pienses que somos. Porque ya no somos nada, y si quieres acusarme con mi jefe por lo que hago, hazlo. Tú también estás metido en esto, porque tú también tienes mi obsesión -murmuró, vertiendo el agua caliente en la taza, observando cómo el vapor subía lentamente-. Además, tienes el descaro de decirme mentiroso, de regañarme por eso. Yo lo entiendo. ¡Entiendo nuestro juego! Y me agrada, me agrada que seas posesivo, pero no así. No cuando estás enojado por algo que yo no hice. ¿Jugar al escondite? Sí, joder, te estaba evadiendo, ¿y qué? Nunca hablamos de que éramos algo, tú... tú solo me usaste. Me usaste porque 'descubriste mi secreto'. Que quede claro que yo descubrí el tuyo de igual manera.-

Obsesión SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora