XXII

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Ese día era el juicio, el dictamen de la custodia, y Harry había pedido el día libre en el bufete.

Así que Louis estaba allí, estancado en su propia oficina, con una pila de archivos que revisar. La tensión del día era palpable, y la ausencia de Harry se sentía más que nunca.

Después del suceso, de ver el lado más vulnerable de Harry, se besaron hasta que el abogado cayera dormido. Era entendible su cansancio después de tan pesado día, así que Louis simplemente se fue, dejando un dulce beso en Harry antes de irse a su propio hogar.

Sabía que ese día iba a ser muy cansador para él, porque cuando un abogado faltaba, Louis se debía ocupar de las llamadas entrantes para esa zona del bufete.

Cuando se despertó, observó un mensaje de Harry, uno de él ordenándole y pidiéndole pruebas de que estaba acatando la orden como el buen chico que era.

"Buen día, Conejito. Espero que hayas descansado bien, no sé en qué momento me quedé dormido. Muchas gracias por venir. Hoy no asistiré al trabajo, tengo que ir al tribunal de familia para saber la sentencia de la custodia. Aunque, para que no me extrañes mucho, ponte ese bello anillo vibrador que tienes. Mándame una foto, sé que serás un buen chico para mí."

Louis leyó el mensaje con una sonrisa, sintiendo el familiar calor en su pecho al ver las palabras de Harry. Sabía lo importante que era ese día para Harry, y aunque tenía sus propias responsabilidades en el bufete, no podía dejar de pensar en él y en la decisión que cambiaría su vida.

Con una mezcla de emoción y nerviosismo, Louis se levantó de la cama, su mente ya girando en cómo cumplir con la petición de Harry. Se dirigió al baño, donde se tomó un momento para mirarse al espejo, sus ojos reflejando una determinación que solo Harry lograba sacar a la luz. Se preparó con cuidado, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto antes de cumplir con la petición de su abogado y amante.

Louis se movió por el apartamento con eficiencia, su mente enfocada en la dualidad de sus tareas: el deber hacia el bufete y el deseo de complacer a Harry. Se vistió con su traje favorito, uno que sabía que Harry apreciaba, y se aseguró de ponerse el anillo vibrador como le había pedido.

Antes de salir, tomó una foto frente al espejo, asegurándose de que el anillo fuera visible pero discretamente sugerido. La envió a Harry con un mensaje: "Estoy listo para ti. Haré lo que me pidas."

La respuesta de Harry fue casi instantánea. "Buen chico. Mantén tu teléfono cerca. Te daré instrucciones durante el día."

Con un último vistazo al mensaje, Louis se dirigió al bufete, su mente dividida entre la excitación y la preocupación. Al llegar, se sumergió en su trabajo, contestando llamadas y revisando archivos, pero cada vibración del anillo lo mantenía consciente de la conexión constante con Harry.

A media mañana, su teléfono vibró con una nueva instrucción. "Ve al baño y pon el anillo en la intensidad más alta. Quiero que pienses en mí mientras trabajas."

Louis obedeció, sintiendo una oleada de placer y sumisión. El resto del día pasó en una mezcla de tensión y satisfacción, cada tarea laboral acompañada por la presencia constante de Harry en su mente y cuerpo.

Finalmente, al terminar su jornada, recibió un último mensaje. "Ven a mi casa esta noche. Necesito verte. Y trae el anillo puesto."

Con el corazón latiendo con fuerza, Louis recogió sus cosas y se dirigió a la casa de Harry. Sabía que la noche sería intensa y cargada de emociones, pero estaba dispuesto a todo por el hombre que lo volvía loco.

Así que estaba allí, frente a la puerta de la casa de Harry, sintiendo el leve zumbido del anillo. Joder, estaba duro y necesitaba tocarse, correrse, gemir. Pero se contuvo, recordando las instrucciones de Harry.

Obsesión SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora