XXXVIII

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La suave brisa acariciaba sus rostros mientras se encontraban en la hermosa playa de la Toscana. El sol brillaba intensamente, y el sonido de las olas rompiendo en la orilla proporcionaba un ambiente relajante y sereno.

Harry observaba a Matt con una sonrisa, disfrutando de la inocencia y la energía de su hijo. Louis, con una botella de bloqueador solar en la mano, se arrodilló junto a Matt, tratando de convencerlo de que se quedara quieto.

—Matty, deja que Lou te ponga bloqueador solar—murmuró Harry hacia su hijo, su voz suave y paciente.

—Mhm, no—balbuceó el pequeño niño, moviéndose inquieto y riéndose.

—Vamos, pequeño, no queremos que te quemes—dijo Louis con una sonrisa, tratando de mantener a Matt quieto—. Prometo que será rápido y luego puedes seguir jugando.

Matt miró a Louis con ojos grandes y brillantes, todavía resistiéndose un poco. Harry se acercó y se agachó junto a ellos.

—Matty, si te dejas poner el bloqueador solar, te prometo que después haremos un castillo de arena juntos—dijo Harry, usando su voz más persuasiva.

El pequeño dudó por un momento antes de asentir lentamente, convencido por la promesa de su padre. Louis aprovechó la oportunidad y rápidamente aplicó el bloqueador solar en la piel de Matt, asegurándose de cubrir todas las áreas expuestas.

—Ahí tienes, todo listo—dijo Louis, dándole un beso en la mejilla a Matt—. Ahora puedes ir a jugar.

Matt sonrió ampliamente y corrió hacia la orilla, riendo mientras las olas tocaban sus pies. Harry y Louis se quedaron observando por un momento, disfrutando de la vista y de la felicidad del pequeño.

—¿Vamos al agua?—dijo Louis, girándose hacia Harry con una sonrisa.

—Está bien—respondió Harry, rodeando a Louis con un brazo y acercándolo a su lado.

Los dos se levantaron y caminaron hacia Matt, que ya estaba chapoteando en las olas, riendo y salpicando agua por todas partes. Harry tomó la mano de Louis y juntos se adentraron en el mar, sintiendo el agua fresca rodear sus tobillos y luego subir lentamente por sus piernas.

Louis se agachó junto a Matt, ayudándolo a chapotear y salpicar agua. El pequeño de dos años reía con cada movimiento, sus ojitos brillando de emoción al ver los pequeños peces y conchas en el agua cristalina.

—¡Pez!—gritó Matt, señalando un pez pequeño que nadaba cerca de sus pies.

—¡Qué genial, Matt!—exclamó Harry, sonriendo ante la alegría de su hijo—. Vamos a buscar más peces.

Louis sonrió, observando cómo Harry y Matt se divertían juntos. El agua estaba cristalina y tibia, perfecta para una tarde de diversión en la playa. Pasaron un buen rato explorando el agua, encontrando pequeños peces y conchas, y disfrutando de la compañía del otro.

Después de un rato, Harry se zambulló completamente en el agua, saliendo a la superficie con un gran chapuzón que hizo reír a Matt y a Louis. Louis le siguió el ejemplo, sumergiéndose en el mar y emergiendo con una gran sonrisa en el rostro.

—¡Esto es increíble!—dijo Louis, riendo mientras se pasaba una mano por el cabello mojado.

—Sí, lo es—respondió Harry, nadando hacia Louis y envolviendo un brazo alrededor de su cintura—. Estoy tan feliz de que estemos aquí juntos.

Se quedaron flotando en el agua por un momento, disfrutando de la sensación de libertad y de la conexión entre ellos.

—Pa-pa— balbuceó Matt sobre los brazos de Harry, su carita mostrando una mezcla de emoción y cansancio.

Obsesión SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora