III

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Louis siguió a Harry por el pasillo, su mente un torbellino de anticipación y deseo. Cada paso que daba lo acercaba más a lo que había estado anhelando, a la promesa de sumisión y placer que Harry le había ofrecido. El aire estaba cargado de una tensión palpable, y Louis sentía su corazón latir con fuerza en su pecho, cada vez más rápido, mientras se acercaban a la oficina de Harry.

La oficina de Harry estaba en silencio cuando llegaron. Harry cerró la puerta detrás de ellos y se giró para enfrentar a Louis, sus ojos verdes ardiendo con una intensidad que lo dejó sin aliento. Louis se quedó inmóvil, observando cómo Harry se quitaba lentamente el saco y lo colgaba en el perchero, cada movimiento lleno de una calma premeditada que solo aumentaba la tensión.

-Acércate -ordenó Harry, su voz baja pero firme.

Louis obedeció, sus pasos vacilantes hasta que estuvo frente a Harry. Sentía el calor emanando del cuerpo del otro hombre, una energía palpable que lo envolvía y lo hacía sentirse pequeño e indefenso, justo como le gustaba. Harry levantó una mano y la deslizó lentamente por el pecho de Louis, sus dedos acariciando la tela de su camisa con una delicadeza que contrastaba con la fuerza de su mirada. Louis cerró los ojos, disfrutando del contacto, de la sensación de ser tocado por Harry, su piel encendiéndose bajo el toque experto.

-Has estado evitando tu rutina -murmuró Harry, sus dedos deteniéndose sobre el corazón acelerado de Louis-. Sin las bolas chinas, sin el anillo. ¿Por qué?-

Louis tragó saliva, abriendo los ojos para encontrar la mirada penetrante de Harry. Sentía el peso de su deseo, la necesidad de rendirse completamente a él.

-No tiene sentido sin ti -admitió Louis en un susurro-. Necesito... necesito que me guíes, que me controles.

Harry sonrió, una sonrisa oscura y llena de promesas. Sin previo aviso, lo empujó contra el escritorio, atrapándolo entre la madera y su cuerpo. Louis dejó escapar un gemido ahogado cuando sintió la dureza del escritorio contra su espalda y la presión del cuerpo de Harry contra el suyo. La mano de Harry se deslizó por su pecho hasta llegar a su cintura, desabrochando lentamente su cinturón, sus dedos rozando la piel de Louis con una destreza que lo hacía temblar.

-Te pusiste duro solo con mi mirada -dijo Harry, su voz baja y peligrosa-. Te pusiste duro al frente de tu jefe, al frente de tus superiores, solo por mi mirada.

Louis sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Las palabras de Harry eran a la vez una amenaza y una promesa, y él sabía que no podía escapar de su destino. Necesitaba a Harry, necesitaba más de lo que había experimentado.

-¿Qué quieres, Louis? -preguntó Harry, sus labios muy cerca del oído de Louis-. Dímelo.

-Quiero que me tomes -respondió Louis con voz temblorosa-. Quiero que me uses, que me hagas sentir tu poder.

Harry dejó escapar un suspiro de satisfacción y continuó desabrochando los pantalones de Louis, bajándolos junto con su ropa interior. Louis sintió el aire fresco en su piel, su cuerpo temblando de anticipación. Sentía cada segundo como una eternidad, cada roce como una promesa de lo que estaba por venir.

-Bien -dijo Harry suavemente-. Pero antes, quiero que me mires.

Louis levantó la vista y encontró los ojos de Harry, su mirada cargada de deseo y determinación. Harry bajó su propia ropa, revelando su erección, y Louis no pudo evitar lamerse los labios ante la visión. La necesidad que sentía era casi insoportable, una mezcla de deseo y desesperación que lo dejaba temblando.

-Tócame -ordenó Harry, y Louis obedeció de inmediato, sus manos temblorosas alcanzando la longitud de Harry, acariciándolo con reverencia. Podía sentir la calidez y la dureza bajo sus dedos.

Harry dejó escapar un gemido bajo, y la sensación de poder que eso le dio a Louis fue embriagadora. Harry se inclinó hacia adelante y capturó los labios de Louis en un beso feroz, demandante, que dejó a Louis sin aliento. Sus bocas se movían con urgencia, sus lenguas encontrándose en una danza desesperada que reflejaba la intensidad de sus deseos.

Cuando se separaron, Harry le dio la vuelta a Louis y lo empujó contra el escritorio, sus manos firmemente en sus caderas. Louis sintió la superficie fría del escritorio contra su pecho, un contraste con el calor que irradiaba de su propio cuerpo.

-Esto es lo que has estado esperando -murmuró Harry, su aliento caliente contra la piel de Louis-. Y te lo voy a dar. Pero no será fácil. Vas a sufrir por esto. Vas a rogarme.

Louis asintió, su cuerpo todavía temblando. Sabía que estaba perdido, completamente entregado a Harry. Y no quería que fuera de otra manera.





792 Palabras.

Obsesión SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora