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Habían pasado siete días desde su partida de aquel lugar que por tanto tiempo llamó hogar.
Yuuko caminaba por las tranquilas calles de un barrio ubicado muy lejos de la Escuela de Hechicería ahora.
Le tomó varios días, pero finalmente dio con el paradero de la única persona que podía ayudarla: un conocido de su hermano Toji.
Este prometió revelarle el lugar donde se encontraba su sobrino Megumi. Sólo rogaba internamente que no repitiera la triste historia de Aoto.
Con paso decidido pero lento, se dirigió al punto de encuentro acordado. Esperaba fervientemente que el pequeño estuviera a salvo y poder seguir su camino junto a él, lejos de los dolorosos fantasmas del pasado.
Si lograba seguir la pista correcta, quizás encontraría la ansiada redención y paz mental que tanto necesitaba. Ese era el último rayo de esperanza que le quedaba.
Shiu Kong volteó levemente la cabeza al reconocer la energía maldita de la hermana de quien en el pasado fue algo así como un amigo.
Soltó una tenue sonrisa con el cigarrillo entre sus labios. Aún lucía hermosa y ese corte rebelde la hacía ver muy diferente a como la recordaba de unos meses atrás.
Se incorporó lentamente de su silla en la cálida cafetería. —Estaba esperándola.— Dijo con calma.
Yuuko asintió con una leve inclinación. —Lamento la demora.— Se disculpó con cordialidad.
Shiu deslizó la silla contraria para invitarla a tomar asiento. Su mirada revelaba que tenía información importante que compartir.
—Cuéntame ¿en qué puedo ayudarte? Prometo decirte todo lo que sepa del paradero de tu pequeño sobrino.— Ofreció Shiu con sincero ofrecimiento. —Sé que Toji puede ser algo olvidadizo en ese tema.
—Agradezco tu colaboración.— Asintió Yuuko con calma.
—No sé qué relación hayan tenido tú y mi hermano.. sin embargo, debo decirte que Toji Fushiguro ha fallecido.— Reveló con suavidad.
Aquello descolocó a Shiu por un instante, aunque supo disimular su reacción.
—Siento mucho escucharlo.. ¿Quién ha sido?— Preguntó con fingida sorpresa, internamente consciente de que fue asesinado.
—Yo misma.— Confesó Yuuko directamente, clavando su mirada en la de Shiu, aguardando su respuesta.
Éste guardó silencio, procesando la información. Intuía el peso que cargaba la hechicera tras aquel acto, por lo que dejó que continuara hablando si eso la ayudaba.
