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Las manos de Yuuko temblaban incontrolablemente, al igual que todo su cuerpo. No podía creer realmente las palabras de Toji.
Que hubiera acabado con Satoru Gojo sonaba tan surreal. ¿Eso significaba que ella también era su objetivo?
No podía dejar de mirar el cuerpo sin vida de Riko en sus brazos, empapándose de su sangre. Pero parecía no importarle el dolor físico.
Sus ojos se anegaron en lágrimas al contemplar el rostro de la niña, con quien apenas hacía unos momentos reía y sonreía despreocupada. Ahora yacía fría e inmóvil entre sus brazos.
Suguru confiaba en ella y le pidió permanecer al margen, mas su mente divagaba sin descanso. ¿Podrían derrotar a Toji? ¿Qué destino les deparaba si fracasaban?
Yuuko no deseaba que Suguru sufriera el mismo destino fatal que Satoru y Riko.. Sabía que debía estar a su lado luchando junto a él.
Pero su cuerpo parecía haberse paralizado por el shock y el dolor emocional. Intentaba en vano ponerse de pie o al menos gritar, frustrada por permanecer inmóvil en medio de tan crítica situación.
¿Para qué la habían entrenado toda su vida como hechicera si ahora no era capaz ni de auxiliar a un amigo? Se sentía Terriblemente vulnerable e impotente.
Debía encontrar la forma de sobreponerse. Suguru estaba arriesgando su vida por protegerla, no podía fallarle. Con gran esfuerzo, comenzó a reunir las pocas fuerzas que le quedaban.
Yuuko comenzó a arrastrarse lejos del cuerpo de Riko, pues sus piernas se negaban a obedecerla.
Debía encontrar a Toji y Suguru cuanto antes, pues ya no percibía la energía maldita de su amigo.
—Por favor..— Musitó entre lágrimas. —Si apreciaron mi devoción, denme fuerzas para seguir..
Rogó a sus dioses, mas seguía igual de paralizada. La frustración la invadía.
—¡Maldita sea!— Exclamó furiosa consigo misma. —¡No los necesito!
Se sentó golpeando sus piernas inmóviles, tratando de hallar el modo de recobrar su movilidad. No podía darse por vencida, sus seres queridos dependían de ella.
Con determinación, usó todo su coraje para volver a intentarlo. Poco a poco, sentía que lograba recuperar levemente el control de su cuerpo.
