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El tiempo pasó rápidamente. Las estaciones cambiaron en aquel departamento que ahora albergaba a cuatro personas.
Katsuo, Tsumiki y Megumi asistían diariamente a la escuela primaria cercana. Katsuo pronto terminaría tercer grado, mientras que Tsumiki recién comenzaba y Megumi cursaba el primer año.
Mientras tanto, Yuuko se dedicó por completo a los quehaceres del hogar y al cuidado de los niños. Salía esporádicamente para pequeños encargos en compañía de Shiu.
De a poco, Katsuo fue adoptando un rol protector y de consejero para con sus hermanos menores, sobre todo intentando orientar a Megumi, tal como le pedían Tsumiki y Yuuko.
Aunque ella aún no lograba una completa conexión con el más reservado de los niños, podía notar que Megumi comenzaba a acostumbrarse a contar con una figura materna al llegar a casa luego de clases. Era un progreso, aunque pequeño.
Una tarde, Yuuko terminaba de tender la ropa luego del lavado cuando los niños comenzaron a llegar de la escuela.
Primero entró Tsumiki corriendo alegremente, como era su costumbre. Luego llegó Katsuo a un paso más calmo, saludando a Yuuko con una sonrisa.
Megumi fue el último en aparecer, como de costumbre. Caminaba solo, sin prisas, observando a su alrededor con aire analítico.
—Bienvenidos.— Los recibió Yuuko con calidez. —Pronto estará lista la comida.
Tsumiki y Katsuo entraron animados a dejar las mochilas. Megumi se tomó su tiempo, acercándose lentamente a la mujer de cabello azul.
—Gracias.— Musitó escuetamente antes de seguir a sus hermanos.
Yuuko observó a lo lejos con una creciente sonrisa el breve intercambio de Megumi antes de retirarse.
Pronto los tres niños se encontraban reunidos, mientras Tsumiki pedía ayuda a Katsuo con una tarea escolar. Megumi los miraba en silencio, atento.
—A ti también te ayudaré.— Ofreció amablemente Katsuo dirigiéndose a su hermano más callado. —Después de comer tendremos tiempo.
Megumi asintió sin expresión, aunque Yuuko ya podía notar sutiles cambios en su lenguaje corporal que delataban mayor confianza.
Volvió a sus labores feliz. Ver cómo los niños comenzaban a cuidarse los unos a los otros le daba paz, pues sabía que desde esos pequeños detalles nacían los más fuertes lazos familiares.
...
La comida transcurría animada, mientras Tsumiki contaba emocionada algo ocurrido en su clase ese día. Katsuo, Yuuko y Megumi la escuchaban con atención.
