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Finalmente llegaron al lugar. Al acercarse, una voz juvenil se escuchó por el parlante del autoservicio.
—Bienvenidos a McDonald's, ¿en qué puedo servirles?— Preguntó amablemente.
Asahi devolvió el saludo. Advirtió de reojo una sonrisa cómplice en el rostro de Yuuko, quien claramente intuía su pedido sin necesidad de formularlo.
—Para mí, una hamburguesa doble con queso, papas grandes y una malteada de chocolate.— Pidió galantemente. Luego miró a su amiga. —¿Y para ti?
—Lo mismo, pero con malteada de fresa.— Replicó ella. Nunca se negaba a compartir momentos sencillos como ese en compañía del carismático hombre.
Asahi completó el pedido y agradeció al empleado. Pronto se entregarían sus encargos, calmando el apetito antes del último trecho del camino. La deliciosa tentación prometía endulzar el regreso.
Se estacionaron para degustar sus pedidos con apetito. Yuuko le dio un mordisco a su hamburguesa caliente.
—¿Cómo está Ren?— Preguntó entonces con expresión curiosa.
—Muy bien, aunque demasiado ansiosa por tu llegada.— Comentó Asahi con una risa nostálgica. —Quiso venir ella misma a recibirte al aeropuerto.
Yuuko esbozó una sonrisa empática. Conocía bien el cariño de Ren y lo mucho que la había echado de menos.
—Se veía tan dormida y tranquila anoche, que no quise despertarla.— Continuó él, rememorando el rostro sereno de su esposa mientras dormía. —Por eso vine solo.
—Me alegra saber que está bien.— Replicó ella con calidez, satisfecha de pronto reencontrarse con sus seres queridos tras un largo viaje.
Entre bocado y bocado, la conversación giró hacia otros asuntos familiares.
—¿Has sabido algo de Mai y Maki?— Indagó Yuuko con interés.
Asahi se tomó un momento para responder, contemplativo.
—No muchos detalles. Pero por lo que sé, se encuentran bien dadas las circunstancias.— Mencionó con cierto pesar. —He estado ocupado a las afueras de Japón.
Si bien Asahi no formaba parte del clan Zenin, su lealtad y confianza eran incuestionables, sobre todo para Yuuko.
—Ya veremos qué sucede cuando llegue.— Comentó ella con prudencia. —Estoy ansiosa por volver a Tokio. Aunque también extrañaba estar con ustedes.
