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Kalo, tras deshacerse del cuerpo del guardia, se dirigió a la habitación de la princesa. La puerta se abrió silenciosamente y él entró, encontrando a Rhaelle.
"Necesito que vayas y avises a los cuidadores que preparen a mi dragón de inmediato." ordenó Rhaelle. Kalo asintió y se marchó sin una palabra, moviéndose con la rapidez. Mientras tanto, la princesa se apresuró a preparar lo necesario. Buscó ropa adecuada para el viaje y, con cuidado, tomó a su hijo, quien dormía profundamente en su cuna.
"Mi amor. es hora de irnos." susurró ella, a su bebé tratando de no despertarlo. Cuando Rhaelle llegó a la fosa donde estaba Mistral, Kalo ya la estaba esperando cerca de la bestia, cuyos ojos brillaban en la oscuridad.
"Gracias, Kalo, por todo." dijo Rhaelle, mirándolo con gratitud. "Necesito que hagas algo más por mí. No te voy a dejar, ve en un bote a Dragonstone y lleva contigo a mi doncella, Lyanna. Allí los voy a esperar."
Kalo asintió con la cabeza y respondió. "Haré lo que me pide, princesa."
Rhaelle subió al dragón con su hijo. La criatura emitió un rugido bajo antes de salir de la fosa y de alzar el vuelo. La noche avanzaba mientras sobrevolaban el mar, el viento frío acariciando sus rostros. Finalmente, las oscuras torres de Dragonstone aparecieron en el horizonte, iluminadas por la tenue luz de la luna.
A lo lejos en Dragonstone habían visto a un dragón y reconocieron que era de de Rhaelle pero de igual forma se prepararon por si algo pasaba, no podía confiar. Al aterrizar en la isla, Rhaelle y su hijo fueron recibidos por varios guardias. Rhaenyra, con curiosidad, se acercó a ellos.
"Rhaelle, ¿qué sucede?." preguntó Rhaenyra, acercándose a ella.
"Por favor, Rhaenyra, se que no asesinaste a mi hijo." su voz cargada de desesperación. "King's Landing ya no es seguro... te pido hermana que me des un lugar."
Rhaenyra estudió a su hermana por un momento antes de asentir. "Eres bienvenida aquí, Rhaelle. Dragonstone es tu hogar ahora."Rhaelle dejó escapar un suspiro de alivio y abrazó a su hijo con fuerza. Ahora necesitaba calmarse y escribir una carta.
Rhaenyra tomó la mano de Rhaelle con suavidad, guiándola a través de los pasillos. Las antorchas en las paredes proyectaban las sombras de sus cuerpos. Rhaelle seguía a Rhaenyra en silencio, con su hijo en brazos muy despierto observando todo.
"Te llevaré a una habitación donde puedas descansar." dijo Rhaenyra en voz baja. "Hablaremos más en la mañana."
Cuando llegaron a los aposentos, un murmullo en el pasillo atrajo su atención. Jacaerys, que estaba en su habitación y había escuchado los susurros, salió a ver qué ocurría. Al ver a Rhaelle, sus ojos se abrieron con sorpresa. "Rhaelle." dijo Jace, su voz llena de incredulidad y algo más.
