065 - Un nuevo rey

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La noche de la coronación, mientras las celebraciones resonaban por toda la Fortaleza Roja, la atmósfera en los aposentos de Jacaerys era distinta

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La noche de la coronación, mientras las celebraciones resonaban por toda la Fortaleza Roja, la atmósfera en los aposentos de Jacaerys era distinta. El joven rey se sentía abrumado por la presión de su nuevo rol. La cena en el gran salón había sido un evento deslumbrante, con banquetes y música.

Rhaelle entró en los aposentos de su esposo, el fuego crepitando suavemente en la chimenea, había decidido que era el momento de alegrar el corazón de Jacaerys.

—Esposo —comenzó, cerrando la puerta detrás de ella—. Necesito hablar contigo.

Él la miró, la tensión en su rostro suavizándose ligeramente. —¿Qué sucede, Rhaelle? ¿Es sobre la ceremonia?

—No exactamente —respondió, tomando aire para encontrar las palabras adecuadas—. Es sobre nosotros, sobre nuestra familia.

Jacaerys frunció el ceño, curioso. —¿De qué estás hablando?

Rhaelle se acercó un poco más, sus ojos brillando con emoción. —He estado sintiéndome diferente últimamente, y pensé que era solo el estrés y tristeza. Pero... —se detuvo un momento, buscando el valor—. Estoy embarazada.

El silencio llenó el espacio por un instante, como si el tiempo se detuviera. La revelación flotó en el aire, y el rostro de Jacaerys pasó de la confusión a la incredulidad y luego a la alegría.

—¿Estás segura? —preguntó, su voz apenas un susurro.

Rhaelle asintió, una sonrisa tímida en sus labios. —Fui al maestre esta mañana. Me confirmó que estoy esperando un hijo.

Un torrente de emociones inundó a Jacaerys, y su expresión cambió a una de pura felicidad. —Esto es increíble —exclamó, acercándose a ella y envolviéndola en un abrazo cálido y reconfortante.

—Sí, y creo que esto puede ser una nueva esperanza para nuestra familia —dijo Rhaelle, su voz temblando de emoción—. Un nuevo comienzo.

Las palabras resonaban con fuerza en su corazón. Jacaerys se separó un poco para mirarla a los ojos. —Esto... esto es magnifico, un pequeño príncipe.

—Quiero que nuestro hijo crezca en un mundo mejor, Jace. No quiero que pase por los horrores que pasaron sus hermanos  —respondió Rhaelle, sintiendo que su propia tristeza comenzaba a disiparse.

Jacaerys tomó sus manos. —Prometo que haré todo lo posible para que nuestro hijo crezca en un reino de paz. Su llegada será el símbolo de nuestra nueva era, y nunca dejaré que conozca lo que sus hermanos conocieron.

Rhaelle sonrió, sintiendo que la luz que su esposo necesitaba había llegado en el momento adecuado.

La mañana siguiente amaneció brillante y soleada. En los salones, la mesa del desayuno estaba adornada con algunos manjares: frutas frescas, panes recién horneados y quesos.

DEBER Y SACRIFICIO | house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora