El viento azotaba con fuerza las velas de la Alegre Abandono mientras cortaba las olas en su camino hacia Essos. A bordo, el pequeño Daemond dormía en brazos de una nodriza, ajeno al caos que se avecinaba. Aegon y Viserys, en su mayoría, mantenían la vista fija en el horizonte.De repente, el vigía gritó desde lo alto del mástil, —¡Velas enemigas! ¡La Triarquía se acerca!.
El temor se extendió entre la tripulación al comprender que las fuerzas de la Triarquía, que se dirigían al Gaznate, habían tropezado con su barco. Las naves enemigas se acercaban rápidamente, sus velas verdes ondeando como banderas de muerte, y la Alegre Abandono se preparó para una batalla desesperada en las aguas traicioneras del mar Angosto.
El caos se desató en cubierta cuando los barcos enemigos comenzaron su ataque. El capitán del barco, con la cara pálida por el miedo, ordenó a sus hombres preparar las defensas, pero la flota enemiga era demasiado rápida y numerosa. Aegon corrió hacia la cubierta donde su dragón, Stormcloud, estaba atado.
—¡Viserys, debemos volar! —gritó Aegon.
Viserys asintió y ambos hermanos montaron sus dragones. Con un rugido ensordecedor, Stormcloud y , Storyax, alzaron el vuelo, dejando atrás el barco y su tripulación a merced de los Verdes. Los dragones Firewings y Blackscales también escaparon pero sin jinete, siguiendo instintivamente a los demás dragones.
Pero en medio del caos, un rugido más profundo y temible resonó por encima del tumulto. Baela, montada en Moondancer, apareció y descendió desde el cielo como un cometa de furia. Su dragón soltaba torrentes de fuego sobre los barcos enemigos, envolviendo en llamas a los hombres que osaban acercarse a la Alegre Abandono. Los maderos crujían y estallaban bajo el calor abrasador, pero la Triarquía no se detenía. El enemigo sabía que había un precio que pagar si permitían que los niños escaparan.
Baela se lanzó al frente, su dragón reduciendo a cenizas a cuantos osaran acercarse. Logró abrir un camino para que Aegon y Viserys escaparan, gritando con toda su fuerza para que volaran, que huyeran mientras aún pudieran. Stormcloud y Storyax ascendieron al cielo, veloces como flechas, dejando el caos detrás.
Sin embargo, Baela no podía irse aún. Sus ojos buscaron desesperadamente a Daemond, al bebé que no tenía ninguna esperanza de sobrevivir por sí mismo. Despejando las cubiertas enemigas con el fuego de Moondancer, descendió nuevamente, pero justo cuando el dragón aterrizaba sobre la cubierta dañada del barco, vio el horror desplegarse ante sus ojos.
Un caballero verde, con la armadura resplandeciendo con el reflejo de las llamas, se acercó a la nodriza que sostenía al niño. Baela gritó, pero el rugido del combate y las olas la ahogaron. La nodriza luchó con toda su fuerza, pero fue derribada brutalmente. Con frialdad inhumana, el caballero tomó al pequeño Daemond. En ese instante, Baela espoleó a Moondancer hacia adelante, pero ya era demasiado tarde. El caballero lanzó al bebé al mar embravecido con un movimiento despiadado.
Baela dejó escapar un grito desgarrador mientras Moondancer se lanzaba sobre el caballero, devorándolo en un instante. Pero el daño ya estaba hecho. El dragón rugió con furia, quemando los últimos restos de los barcos enemigos mientras Baela descendía, devastada, sin poder hacer nada más que ver cómo el cuerpo del pequeño Daemond desaparecía bajo las olas.
El fuego aún danzaba sobre el agua cuando Baela, con lágrimas de impotencia en los ojos, alzó el vuelo junto a Moondancer. Había salvado a Aegon y a Viserys, pero el peso de la pérdida la perseguiría siempre.
La noticia del ataque y la pérdida de Daemond llegó a Rhaelle como un rayo en una tormenta. Los jóvenes príncipes habían llegado en sus dragones, dragones pequeños que estaban en un estado moribundo por haber llevado a los niños, mientras que los dragones de los difuntos príncipes parecían estar muy asustados.
ESTÁS LEYENDO
DEBER Y SACRIFICIO | house of the dragon
FanfictionLa última hija del rey Viserys y la reina Alicent tiene muchos más deberes de los que pensaba y el primero de ellos es casarse con ser Criston...