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Era muy temprano en la mañana cuando la princesa bajaba las escaleras, con la cabeza cabizbaja dirigiéndose al jardín. Al principio, se había resistido a salir, pero sus doncellas, lograron convencerla de que necesitaba aire fresco. La joven sabía que debían tener razón; necesitaba alejarse de los pensamientos sombríos sobre Aegon y, sobre todo, dejar de llorar.
En mitad de la escalera, divisó la figura de su esposo. Él estaba allí, subiendo y muy probablemente dirigiéndose a los aposentos de su madre. Rhaelle levantó la mirada, sus ojos violetas buscando consuelo, buscando una palabra, cualquier cosa que pudiera aliviar el peso en su corazón.
Pero al verla Criston permaneció inmóvil, sus ojos evitando los de ella. Rhaelle se detuvo, esperando, rogando en silencio por un signo de afecto, un gesto que le demostrara que no estaba sola en su dolor. Sin embargo, las palabras nunca llegaron.
En ese instante, una voz llamó a Criston desde arriba de las escaleras. "Ser Criston la reina viuda solicita su presencia." Él miro hacia arriba, sin siquiera dedicarle una última mirada a su esposa, y continuó su camino, dejando a Rhaelle sola en la escalera, más abatida que nunca. Ella se dio cuenta de que su pena no solo era por la pérdida de su hijo, sino también por la traición de su marido.
La princesa se detuvo en el último peldaño de las escaleras, sin embargo, una punzada de tristeza la hizo vacilar. Subió de nuevo los escalones, sus manos aferrándose a la barandilla. Cada paso se sentía más pesado que el anterior, pero finalmente alcanzó su habitación. Cerró la puerta tras de sí y se dejó caer en uno de los asientos, tratando de contener su llanto.
El sol empezaba a elevarse, llenando sus aposentos de una luz dorada que no lograba calmarla. Lyanna se acercó a ella mientras sostenía al príncipe en sus brazos quien aún dormía. La princesa tomó a su niño en brazos y lo tuvo un tiempo hasta que su paz fue interrumpida.
La puerta se abrió con un crujido suave, mostrando a Criston, el cual entró en la habitación con una mirada seria.
"Esposa." comenzó. "Necesitamos hablar."
Rhaelle, sin volverse hacia él, hablo a Lyanna. "Lleva al príncipe a dar un paseo al jardín, por favor." cuando la doncella salió, Rhaelle hablo.
"Ahora si quieres hablarme, ¿Qué es lo que quieres?." dijo Rhaelle con disgusto.
Criston se acercó lentamente y comenzó a hablar. "Sabes que no puedo rechazar las órdenes de la reina." trató de excusarse.
"No puedes rechazarlas porque sino no puedes meterte en su cama, creo yo."
Criston ni si quiera contestó a eso. "Todo lo que pasó en este último tiempo y la pérdida de nuestro hijo. La guerra se acerca y, es vital asegurar nuestro linaje. Necesitamos considerar la posibilidad de..."
Rhaelle se giró bruscamente hacia él, interrumpiéndolo con una mezcla de incredulidad y furia contenida. "¿Estás sugiriendo que debemos tener otro hijo ahora mismo? ¿Después de lo que me has hecho pasar? ¿Después de ver cómo besabas a mi madre?, no creas que no se que el hijo que espera es tuyo."
