061 - Una nueva boda

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La habitación que alguna vez había pertenecido a Rhaelle en la Fortaleza Roja estaba ahora bañada por la suave luz de la luna que entraba por los ventanales

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La habitación que alguna vez había pertenecido a Rhaelle en la Fortaleza Roja estaba ahora bañada por la suave luz de la luna que entraba por los ventanales. A pesar del lujo y el confort que la rodeaba, la habitación parecía vacía. El silencio del castillo se sentía pesado.

Rhaelle se sentaba en el borde de la gran cama, vestida con una fina bata de seda. Su mirada estaba fija en el paisaje nocturno más allá de la ventana. Jacaerys entró en la habitación en silencio, observándola por un momento antes de acercarse lentamente y sentarse a su lado.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó en voz baja, como si temiera romper el frágil hilo de sus pensamientos.

Rhaelle suspiró, sin apartar la vista de la ventana. Había tantas emociones dentro de ella, tantas cosas que habían sucedido, que era difícil ponerlas en palabras. Finalmente, habló.

—Rara —respondió simplemente—. Me siento rara de estar aquí de nuevo, en esta habitación.

Jacaerys la miró con suavidad, comprendiendo lo que quería decir. Había demasiados recuerdos atados a ese lugar, demasiado dolor enterrado.

—La última vez que estuve aquí fue cuando Aegon murió —continuó ella—. Aunque... eso ya no me pesa tanto como antes. Ha pasado tanto desde entonces. Tantas cosas han cambiado.

Jacaerys la tomó de la mano, sus dedos entrelazándose con los de ella. Luego apoyó su frente contra la de Rhaelle. El calor de su cuerpo contra el de ella era reconfortante.

—Con el tiempo, las cosas volverán a la normalidad —dijo en voz baja, su respiración calmada—. Te prometo que ayudaré a que eso suceda.

Rhaelle cerró los ojos por un momento, permitiendo que las palabras de Jacaerys la envolvieran. Sabía que la "normalidad" a la que él se refería no sería la misma que conocían antes de las guerras, las pérdidas y las traiciones, pero la idea de encontrar algún tipo de paz, algún tipo de estabilidad, era un pensamiento que le traía consuelo.

—¿Y si no existe normalidad para nosotros? —murmuró ella—. ¿Y si siempre será así? Este caos... esta lucha constante.

Jacaerys le apretó la mano suavemente, levantando la cabeza para mirarla a los ojos.

—Lo que importa no es cómo solían ser las cosas, sino cómo las hacemos a partir de ahora. Hemos sobrevivido a tantas cosas, Rhaelle. Tú has sobrevivido a cosas que habrían roto a otros.

Rhaelle lo miró en silencio, las palabras de Jacaerys resonando en su interior. Había días en los que sentía que llevaba el peso del mundo sobre sus hombros, pero en ese momento, sentada junto a él, sintió que no estaba sola en esa carga.

—Gracias —murmuró ella, inclinándose hacia él para dejar un beso suave en sus labios.

Jacaerys sonrió, un destello de calidez en su mirada. La envolvió con su brazo y la atrajo hacia él, abrazándola con fuerza. Ambos permanecieron así, en silencio, escuchando los sonidos apagados de la noche que rodeaban el castillo.

DEBER Y SACRIFICIO | house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora