014 - Los primeros cambios

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Rhaelle no era una mujer débil, nunca se sentía mal y rara vez había sufrido náuseas

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Rhaelle no era una mujer débil, nunca se sentía mal y rara vez había sufrido náuseas. Sin embargo, desde su regreso de Dragonstone hacía varias semanas, casi un mes que no había podido evitar los constantes vómitos. Todo parecía revolverle el estómago, aunque hacía lo posible por ocultarlo a los demás. Temía lo que podría significar este malestar. Desde que regresó, no había pasado una sola noche con Criston. Si lo que le pasaba era un embarazo, temía que todos descubrieran la verdad, que su bebé no era de Criston, sino Jacaerys.

Antes de partir hacia Dragonstone, ella y Criston habían compartido momentos de intimidad, pero ahora esos momentos parecían pertenecer a un pasado distante. La ausencia de Criston en su lecho solo acentuaba su sensación de soledad y aislamiento. Sabia que debía pasar aunque sea una noche con Criston lo antes posible pero nunca se daba el momento, las noches se volvieron especialmente difíciles. Aunque durante el día el era un esposo amoroso y atento por la noche desprecia y no volvía a verla hasta la mañana siguiente donde desde muy temprano él se acercaba a ella a darle los buenos días.

A todo esto la sombra de Jacaerys se interponía en sus pensamientos, lo recordaba con mucho amor y estaba feliz de que el bebé fuera de el, sabía que si el niño nacía con el cabello oscuro nadie sospecharía nada pues su esposo también tenía el cabello del mismo color. Quería que su pequeño se criara en un lugar lleno de amor y sabia que iba a ser muy difícil en su hogar, no quería que le pasara como a ella, un padre poco presente y una madre ambiciosa que solo velaba para que sus hijos escalaran más de lo que debían.

Mientras pensaba en lo que debía hacer, la puerta de su habitación fue abierta por Criston, ciertamente la sorprendió pero no dijo nada al respecto solo se volvió a girar hacia su ventana a mirar el paisaje. "Rhaelle." Llamó Criston. "¿Si?." Respondió ella en voz baja y aún sin mirarlo.

"Te extraño". Confesó el. "Pues no lo parece". Respondió. "Cada noche espero tu visita y cada noche me decepcionó Criston, al parecer olvidas que soy tu esposa." Le dijo ella volteándose hacia el.

"Lo siento, no quiero ser un mal marido." Criston se acercó a ella y se arrodilló para ella.

"Espero que no mi amor, porque podrías odiarme." Le respondió acercándose a él para besarlo. Esta vez Criston si le siguió el beso, la levantó de la silla y la llevo hasta su cama, la comenzó a desvestirla, sus dedos moviéndose con destreza, arrancando las prendas de Rhaelle una por una. La princesa no se quedó atrás, sus manos ansiosas desabrochaban y arrancaban la ropa de su marido, sus uñas dejando marcas ligeras en su piel.

El aire en la habitación se llenó de la mezcla de respiraciones entrecortadas y murmullos. Criston la empujó suavemente sobre la cama, su cuerpo cubriendo el de ella. Sus labios se movieron por su cuello, descendiendo por su pecho, mientras Rhaelle arqueaba la espalda, buscando más contacto, más de él.

Criston la sostuvo con firmeza, su cuerpo presionando contra el de ella, sus movimientos llenos de una pasión. Rhaelle respondió con igual fervor, su cuerpo moviéndose al compás del suyo, cada gemido y susurro alimentando la creciente intensidad entre ellos. No había palabras dulces, solo la cruda realidad de dos cuerpos buscando satisfacción. Y en ese momento, nada más importaba.

Horas después, la habitación estaba en silencio, salvo por la respiración tranquila de Criston que dormía profundamente a su lado. Ella, sin embargo, se despertó a mitad de la noche. Se levantó de la cama con cuidado para no despertarlo y se sentó junto a la ventana, mirando la luna que iluminaba suavemente la habitación. Mientras el aire fresco de la noche acariciaba su piel, Rhaelle se perdió en sus pensamientos.

Pero sus pensamientos fueron más allá de su propio deseo. Pensó en Jace, su hijo ahora estaría a salvo. Rhaelle confiaba en que su hijo estaría protegido de los rumores que habían atormentado a Rhaenyra, durante tantos años. Los cuchicheos maliciosos y las miradas de desdén que su hermana había soportado no serían el destino de su hijo.

La seguridad de su hijo y su legitimidad eran lo más importante para Rhaelle. Sabía que Criston, sería un buen padre, alguien que protegería al niño.

















 Sabía que Criston, sería un buen padre, alguien que protegería al niño

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Debería avanzar más rápido, necesito drama.

DEBER Y SACRIFICIO | house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora