La inestabilidad en el reino pesaba sobre los hombros de Rhaelle, que aún no se había recuperado por completo de la pérdida de su dragón, en la batalla contra Aemond, desde entonces, el vacío de no tener un dragón a su lado la había atormentado. Con el reino tambaleándose, y el poder de su familia en riesgo, ella sabía que su presencia como jinete de dragón era más necesaria que nunca. Sin la fuerza de un dragón a su lado, su capacidad para proteger a su familia, su hermana y su gente parecía incompleta. Rhaelle necesitaba un nuevo aliado, una criatura capaz de infundir el temor necesario en sus enemigos. Tenía la fija idea de que debía reclamar al dragón salvaje que había visto una vez, una bestia negra y poderosa, escondida en las profundidades de la montaña. Era el único dragón que conocía que no tenía jinete y no podía perder la oportunidad.
Una tarde, sentada en la habitación que compartía con Jacaerys rompió el silencio.
—Necesito un nuevo dragón —le dijo, mirando hacia el horizonte. El viento soplaba suavemente por la ventana, agitando las cortinas—. He estado pensando en esa criatura salvaje que vi en la montaña, en la isla donde rescate a Lucerys.
Jacaerys la miró preocupado, pero no sorprendido. Sabía que el corazón de su esposa latía fuerte con el deseo de proteger y reinar.
—La bestia indomable de la cual me hablaste —respondió, tomando su mano—. Es peligroso.
Rhaelle asintió. —Es la única forma de volver a ser quien era, y aunque extraño a Mistral quizás esta podría ser un nueva oportunidad, la oportunidad de tener nuevos huevos de dragón.
—Si vas a intentarlo, quiero que lo hagas de forma segura. No irás sola. Te escoltarán nuestros mejores guardias.
—Está bien —aceptó, asintiendo con la cabeza—. Pero debo ir cuanto antes.
Los preparativos fueron rápidos. En cuestión de días, Rhaelle estaba lista para zarpar. Jacaerys la despidió en el puerto de King's Landing, con preocupación pero firmemente confiando en su esposa.
El viaje en barco hacia la isla fue largo y solitario. Los vientos del mar eran fríos, y las olas golpeaban la embarcación como si quisieran detenerla. Sin embargo, Rhaelle permaneció firme, observando el horizonte, enfocada en su misión. Tardaron dos días completos en navegar pero al llegar a la isla, los habitantes del lugar la recibieron con cierta sorpresa. Reconocían a la princesa. La mujer y el hombre que en su tiempo habían ayudado a Lucerys se acercaron a ella con sonrisas genuinas.
—Mi señora, ¡bienvenida de nuevo! —dijo la mujer, inclinando la cabeza—. ¿Viene con noticias de nuestro niño?
Rhaelle les devolvió la sonrisa, sintiéndose momentáneamente más tranquila en su presencia.
—Está bien —respondió—. Está a punto de casarse con la hija de un príncipe, es feliz y sobre todo recupero su memoria.
El hombre asintió con una sonrisa en su rostro.
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DEBER Y SACRIFICIO | house of the dragon
FanficLa última hija del rey Viserys y la reina Alicent tiene muchos más deberes de los que pensaba y el primero de ellos es casarse con ser Criston...