Playa VIP

11. ¿Debilidad o Talento?

Gal y yo continuamos jugando, la tensión entre nosotros aumentando con cada ronda. Sus caricias con el pie en mi entrepierna eran cada vez más insistentes, y no podía evitar excitarme aún más. Ella notó mi erección, sonriendo con satisfacción.

—Las mujeres casadas saben cómo y dónde tocar —dijo con un tono sugerente, sus ojos fijos en los míos—. Y puedo asegurarte que tragaré todo lo que quieras darme.

Tragué saliva, mi corazón latiendo con fuerza. Gal continuó acariciándome bajo la mesa, su pie moviéndose con una habilidad que solo alguien con experiencia podría tener.

—Nick, dime —dijo, su voz suave pero cargada de deseo—, ¿tienes algunas cuerdas por aquí?

Fingí inocencia, aunque sabía exactamente a qué se refería.

—¿Cuerdas? No estoy seguro... —dije, tratando de mantener la compostura.

Gal me miró con una sonrisa maliciosa.

—Vamos, Nick. Sé que tienes algo por aquí. Búscalas.

Me levanté y busqué por la cabaña, finalmente encontrando unas cuerdas suaves. Las llevé de vuelta a la mesa, y Gal las observó con una mirada de satisfacción.

—¿Sabías que la debilidad de Wonder Woman es su propio lazo? —dijo, su voz un susurro seductor—. Ven, átame las manos. Quiero que veas qué tan hábil soy con la boca.

Obedecí, atando sus manos detrás de su espalda. Ella sonrió, mordiéndose los labios, sus ojos brillando con deseo.

—Así está bien —dijo, arrodillándose de cara a mi entrepierna.

Gal comenzó a desabrochar mi pantalón con los dientes, su habilidad y confianza dejándome sin aliento. Sus movimientos eran seguros y decididos, su voz suave y sensual.

—¿Te gusta esto, Nick? —preguntó, su aliento caliente contra mi piel.

—Mucho —respondí, mi voz apenas un susurro.

Ella sonrió, su mirada fija en la mía mientras continuaba desabrochando mi pantalón.

—Quiero que disfrutes cada momento, cada segundo —dijo, su voz cargada de promesas—. 

Porque esta noche, es toda para nosotros.

Gal finalmente liberó mi erección, sus ojos brillando con deseo mientras la tomaba en sus manos atadas.

—Mira esto —dijo con una sonrisa traviesa—. Vas a ver lo que una mujer casada puede hacer.

Sus labios se cerraron alrededor de mi erección, su lengua moviéndose con una habilidad que me dejó sin aliento. Sus movimientos eran precisos, cada lamida, cada succión aumentando mi placer.

—Dios, Gal —gemí, mi cuerpo temblando de deseo.

Ella sonrió alrededor de mi erección, sus ojos mirándome con una mezcla de ternura y lujuria.

—¿Te gusta? —preguntó, su voz un murmullo contra mi piel.

—Sí, mucho —respondí, mi voz ronca.

Gal continuó, su boca moviéndose con una habilidad y precisión que solo alguien con su experiencia podría tener. Sus ojos no dejaban los míos, cada movimiento de su lengua, cada succión llenándome de un placer indescriptible.

—Quiero que me des todo lo que tienes, Nick —dijo, su voz un susurro cargado de deseo—. Todo.

Su habilidad era tal que no temía atragantarse, su rostro rojo pero tenaz, sus movimientos seguros y decididos. Cada vez que su boca se movía, sentía una ola de placer recorrer mi cuerpo.

—Gal, esto es increíble —gemí, mi cuerpo temblando de deseo.

Ella sonrió, sus ojos brillando con satisfacción.

—Sabía que te gustaría —dijo, su voz suave—. Y esto es solo el comienzo.

Gal continuó, sus movimientos aumentando en intensidad. Cada lamida, cada succión llevándome al borde del éxtasis. Sus ojos no dejaban los míos, su mirada cargada de lujuria y deseo.

—Quiero que me des todo, Nick —dijo, su voz un susurro—. Todo.

No pude contenerme más, mi cuerpo temblando mientras alcanzaba el clímax, liberando todo en su boca. Gal no se detuvo, sus movimientos seguros y decididos, tragando todo lo que le daba.

—Eso es —dijo, su voz suave—. Todo.

Cuando finalmente terminé, Gal se retiró, su rostro radiante de satisfacción.

—¿Ves? —dijo, su voz suave—. Te dije que te iba a gustar.

Sonreí, mi cuerpo aún temblando de placer.

—Gal, eres increíble —dije, mi voz ronca.

Ella sonrió, sus ojos brillando con ternura y lujuria.

—Y esto es solo el principio, Nick. Solo el principio.