La noche en la isla estaba cargada de esa electricidad que hace que todo parezca posible. Mientras estábamos en la playa, Jenna y Emma comenzaron a hablar sobre su regreso a Hollywood, pero la conversación rápidamente tomó un giro interesante.
—Nick, se nos ocurrió una idea —dijo Jenna, con esa sonrisa traviesa que siempre me pone en alerta—. ¿Qué te parece si organizamos una fiesta de disfraces antes de irnos?
—Una despedida a lo grande —añadió Emma, riéndose suavemente mientras me miraba—. Algo sexy, lleno de sorpresas... y con muchas bebidas por nuestra cuenta.
—¿Disfraces? —pregunté, levantando una ceja, intrigado—. ¿Qué tienen en mente?
Jenna me lanzó una mirada que prometía problemas, del tipo que no puedo resistir.
—Algo que nos haga sentir libres. Sensuales. Queremos que sea una noche para recordar, Nick.
No pude decir que no. Así que llamé a mi jefe en el bar, y con un poco de persuasión, logré que la fiesta se pusiera en marcha. En cuestión de minutos, todo estaba listo. Jenna y Emma salieron a buscar los trajes, dejándome a solas en la playa, donde no podía evitar imaginar cómo se verían.
—No tardes mucho —me dijo Jenna antes de irse—. Te prometo que valdrá la pena la espera.
Cuando regresaron, me dejaron sin palabras. Jenna estaba vestida con un traje de látex negro, tan ajustado que parecía haber sido diseñado directamente sobre su cuerpo. Tenía cortes estratégicos que dejaban ver lo justo para que todos los ojos se clavaran en ella. Llevaba una máscara que le cubría parte del rostro, dándole un aire de misterio y peligro. Sus tacones altos la hacían ver aún más imponente, y los labios rojos que llevaba eran una invitación a perderse en ellos.
Emma, por otro lado, llevaba un traje de encaje rojo, tan revelador que jugaba peligrosamente con lo sugerente. El corsé ceñido realzaba su figura, mientras que la falda corta dejaba al descubierto sus largas piernas. Su cabello caía en ondas suaves sobre sus hombros, y sus ojos, enmarcados por un maquillaje oscuro, destilaban provocación.
—¿Qué te parece? —preguntó Emma, girando sobre sí misma para mostrarme su traje desde todos los ángulos.
—Espectaculares... Ambas —respondí, todavía procesando la imagen de las dos.
El bar estaba transformado. Las luces de colores y la música llenaban el lugar de una energía vibrante, como si todos estuviéramos en la misma onda de celebración. La gente reía, bebía y comía, pero mis ojos estaban fijos en Jenna y Emma. Las vi avanzar entre la multitud, moviéndose con una gracia felina, hasta que se detuvieron a mi lado.
—Espero que hayas estado pensando en nosotras mientras estábamos fuera —dijo Jenna, acercándose lo suficiente como para que pudiera sentir el calor de su cuerpo.
—Cada segundo —respondí, con una sonrisa ladeada.
Emma se inclinó hacia mí, sus labios apenas rozando mi oído.
—Eso es lo que queríamos oír, Nick. Porque esta noche... es solo nuestra.
La música marcaba el ritmo de nuestros movimientos. Jenna y Emma comenzaron a moverse al compás, sus cuerpos rozando el mío con cada paso. Sentí cómo la tensión entre nosotros crecía, alimentada por el deseo que emanaba de cada uno de sus gestos.
—Nick, ¿sabías que no queremos quedarnos mucho tiempo aquí? —susurró Jenna, mientras su mano recorría mi espalda.
—¿Ah, no? ¿Y qué es lo que tienen en mente? —pregunté, aunque ya intuía la respuesta.
—Queremos algo más... privado —dijo Emma, sus ojos brillando con la promesa de lo que vendría después.
—Vamos a hacer que esta noche sea... inolvidable —añadió Jenna, riéndose suavemente mientras sus labios rozaban mi cuello.
Nos escabullimos de la fiesta como si fuera un juego secreto, dejando atrás las luces y la música del bar. La anticipación se sentía en el aire, como un hilo invisible que nos unía y nos guiaba hacia el hotel de Jenna y Emma.
—Creo que este será el cierre perfecto para nuestra pequeña escapada —dijo Jenna cuando llegamos a la puerta de la habitación, sus ojos fijos en los míos.
—Lo dudo —respondí, dejándome arrastrar por el ambiente cargado de deseo que nos rodeaba—. Aún no ha terminado.
Al entrar en la habitación, la atmósfera cambió instantáneamente. La tensión que habíamos acumulado durante la fiesta se transformó en pura pasión. Jenna y Emma se despojaron de sus máscaras, revelando sus rostros llenos de deseo.
—Aquí es donde la verdadera fiesta comienza —dijo Emma, su voz baja y cargada de promesas.
No hizo falta decir más. Jenna se acercó primero, sus labios encontrando los míos en un beso que destilaba lujuria. Sentí cómo sus manos exploraban mi cuerpo, y mientras tanto, Emma se unió a nosotros, sus caricias tan ardientes como las de Jenna.
—Nick, te prometimos una noche inolvidable —dijo Jenna, mordiéndose el labio mientras sus ojos brillaban con esa chispa de desafío que tanto me atraía—. No pienses ni por un segundo que te vamos a dejar salir de aquí tan fácilmente.
—Eso es lo que me gusta de ustedes —respondí, dejando que mis manos recorrieran sus cuerpos—. Nunca me lo ponen fácil.
Las risas juguetonas, los susurros cargados de insinuación y las bromas coquetas llenaron la habitación mientras nos perdíamos en el torbellino de sensaciones. Jenna y Emma, llenas de libido y desafío, se turnaban para explorar cada centímetro de mi piel, llevándome al límite del placer. La conexión entre los tres era palpable, una mezcla de deseo y complicidad que nos envolvía por completo.
—¿Lo estás disfrutando, Nick? —preguntó Emma, su tono juguetón mientras sus labios se movían sobre mi piel.
—Más de lo que imaginan —respondí, sintiendo cómo el calor se intensificaba con cada toque, con cada beso.
—Entonces vamos a asegurarnos de que no olvides esta noche —dijo Jenna, su voz ronca de deseo mientras continuaba con sus caricias.
Los tres nos sumergimos en un juego de seducción y pasión, donde cada movimiento, cada susurro y cada mirada tenía un significado profundo. La habitación se llenó de gemidos de placer, una sinfonía que duró hasta el amanecer, sellando nuestra despedida de la isla de la manera más intensa posible.
Cuando finalmente nos quedamos en silencio, con los cuerpos entrelazados y las respiraciones aún agitadas, supe que esa noche permanecería grabada en nuestras memorias, no solo como un recuerdo de placer, sino como una prueba de que, en los momentos que compartimos juntos, realmente vivimos sin reservas, entregándonos a la pasión y al deseo sin miedo alguno.
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Playa VIP
FanficUn joven, por azares del destino, descubrirá que el trabajo en la playa le será más que satisfactorio. Sobre todo porque conocerá a diferentes actrices que, en un principio, sólo vivían en sus sueños. Ahora, frente a esta nueva realidad, tendrá que...