41. Los celos nos van a matar

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Mientras terminamos nuestro desayuno en la playa, la charla sigue girando en torno a Gal Gadot y su inesperada aparición. Emma se inclina hacia adelante, su mirada maliciosa fija en mí mientras da un sorbo a su café.

—Así que, Nick... ¿Gal Gadot? —pregunta con una sonrisa pícara—. ¿Desde cuándo una "amiga" te mira así y se muerde los labios como si estuviera a punto de devorarte?

—Es solo una amiga —respondo con una sonrisa nerviosa, levantando las manos en un gesto de inocencia—. Nada más.

Jenna se ríe, meneando la cabeza como si no creyera ni una palabra.

—Amiga, sí claro —dice con ironía—. Mira, Nick, no somos tontas. Esa mujer no estaba solo saludando, estaba evaluando si te encontraba disponible para más... aventuras.

—¡Exacto! —interviene Emma, sus ojos brillando con diversión—. Y no puedo culparla. Gal es... bueno, es Gal. Pero me da la impresión de que te tiene en su punto de mira.

—Chicas, de verdad, solo somos amigos —insisto, aunque mi voz no suena del todo convincente.

—Claro, claro, Nick. Nosotros te creemos —dice Jenna, su tono goteando sarcasmo—. Pero deberías saber que tenemos nuestros ojos bien abiertos. No queremos que "amigas" como Gal te distraigan de lo que realmente importa... nosotras.

Emma asiente con entusiasmo, sonriendo mientras entrelaza su brazo con el mío.

—Exactamente. Nosotras somos las que tenemos tu atención, y no vamos a compartir tan fácilmente.

Río suavemente, tratando de calmar la situación, aunque sé que ambas están más que dispuestas a seguir con las bromas.

—Bueno, si así lo quieren, no tendré más "amigas" —digo, alzando mi taza de café en señal de rendición.

Jenna se inclina hacia adelante, sus ojos brillando con una chispa de travesura.

—Lo recordaremos, Nick. Lo recordaremos...

Después de pagar el desayuno, Jenna sugiere un partido de voleibol en la playa. Me encargo de conseguir la pelota, y pronto estamos en la arena, riendo y divirtiéndonos. El juego es intenso y lleno de bromas, hasta que la pelota sale disparada lejos.

—Voy a buscarla —digo, corriendo hacia donde la pelota ha caído. Pero antes de que pueda alcanzarla, una figura en bikini la recoge y se gira hacia nosotros.

Es Anya Taylor-Joy, con un bikini que la hace lucir como una diosa de la playa. Su sonrisa es radiante mientras se acerca con la pelota en la mano, sus ojos fijos en mí.

—Hola, Nick —dice, y antes de que pueda reaccionar, se inclina y me da un beso en los labios. Me quedo congelado por un segundo, sorprendido por su audacia.

Emma y Jenna se quedan mudas, sus ojos abiertos de par en par. Anya se ríe suavemente y les dirige una mirada tranquilizadora.

—No se preocupen, chicas —dice, su tono ligero—. Soy solo una amiga muy querida de Nick. Nos conocemos desde hace tiempo. Él me dio un paseo muy especial, ¿verdad, Nick?

Me aclaro la garganta, tratando de mantener la compostura mientras Anya me acaricia el brazo con una sonrisa encantadora.

—Sí... algo así —respondo, sintiendo el calor en mis mejillas.

—¿Y ustedes? —pregunta Anya, volviendo su atención a Emma y Jenna—. ¿Están en ese paseo también?

Ambas chicas intercambian una mirada cargada de celos y sarcasmo, pero no pueden evitar sentirse seducidas por la situación.

—Sí, estamos en ese paseo —responde Emma con una sonrisa irónica—. Pero lo nuestro con Nick es más que una simple aventura. Es algo... especial.

Jenna asiente, sus ojos fijos en Anya.

—Exacto. Tenemos una relación única. Algo que va más allá de lo que puedas imaginar.

Anya sonríe y se muerde los labios, sus ojos brillando con una mezcla de picardía y admiración.

—Lo sé, con Nick todo es especial —dice, su voz suave mientras sigue acariciando mi brazo—. Es... re copado estar con él. Hace maravillas con su boca.

Me sonrojo aún más, tratando de mantener el control de la situación, pero es difícil con todas estas miradas fijas en mí.

—Aún no conocemos ese talento —dice Jenna, cruzando los brazos y mirando a Anya con una sonrisa traviesa—. Pero conocemos otro... uno más grande y duro.

Anya se sonroja, pero su expresión se vuelve lasciva mientras asiente.

—Oh, sé exactamente de lo que hablan —dice, su voz un susurro—. Es muy duro. ¿Cómo se las arreglaron ustedes para... manejarlo?

—Nosotras tenemos nuestros métodos —responde Emma con una sonrisa coqueta—. Es cuestión de práctica y de saber exactamente qué hacer.

—Las felicito —dice Anya, con una sonrisa cómplice—. Se nota que saben lo que hacen.

Antes de irse, Anya se inclina una vez más para dejar un beso en mis labios, dejándome aún más aturdido que antes. Cuando finalmente se va, Emma y Jenna se cruzan de brazos, mirándome con ironía y una chispa de celos en sus ojos.

—Así que... Anya Taylor-Joy también es solo una amiga, ¿no? —pregunta Emma, su tono lleno de humor.

—¿Cuántas más "amigas" tienes, Nick? —añade Jenna, levantando una ceja en un gesto de falsa indignación.

—No es lo que parece... —digo, tratando de defenderme, pero ellas no me dejan terminar.

—Claro, claro, siempre es lo mismo contigo —dice Emma, sonriendo mientras se acerca y me da un pequeño empujón juguetón—. Pero nosotras somos las que realmente te conocemos, ¿verdad?

—Sí, Nick —dice Jenna, su tono suave pero firme—. Y no vamos a dejar que te distraigas con más "amigas".

—¿Un trago para calmar las cosas? —ofrezco, tratando de suavizar el ambiente, aunque sé que todo es parte del juego.

—Sólo si prometes que no habrá más amigas inesperadas apareciendo por ahí —dice Emma, sonriendo mientras acepta mi oferta.

—Prometido —respondo, levantando las manos en señal de paz.

Nos dirigimos a un pequeño bar cerca de la playa, riendo y bromeando mientras caminamos. Aunque el día había comenzado con sorpresas, sabía que, con ellas a mi lado, todo sería una divertida y apasionada aventura.

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