26. Un día lleno de sorpresas

135 5 4
                                    


El día nos encontró dormidos, acurrucados el uno contra el otro. La luz del sol se filtraba a través de las rendijas de la ventana, y el calor de nuestros cuerpos mantenía el ambiente acogedor. Desperté lentamente, notando cómo Florence se movía a mi lado. Ella se levantó con gracia, desnuda, y comenzó a vestirse.

La observé, tratando de disimular el deseo que aún sentía. Ella se dio cuenta y me lanzó una sonrisa juguetona mientras se vestía.

—Así que, ¿cómo te sientes después de anoche? —preguntó Florence, mientras se abotonaba su blusa.

—Fue... inolvidable —respondí, sintiendo las mejillas sonrojadas.

Florence se rió suavemente. —Me alegra saberlo. Y por cierto, me has hecho ruborizar más de una vez. Especialmente con... lo que cayó en mi ombligo.

No pude evitar reírme mientras ella lo decía, sintiendo mi rostro calentarse aún más. Florence me miró con respeto y complicidad, sin dejar de sonreír.

 —Nunca he visto a alguien ruborizarse tanto. ¡Y eso que he tenido mis experiencias!

Terminó de vestirse y se preparó para irse. 

—Gracias por todo, Nick. —Dijo, dándome un último beso en la mejilla—. Fue increíble, pero tengo que seguir con mis planes. Nos veremos por ahí, seguro.

La vi salir, dejándome solo con mis pensamientos y la sensación de que esa noche había cambiado algo en mí.

Decidí volver al trabajo para distraerme. La jornada transcurrió entre bromas con mis compañeros, quienes no sabían nada de lo que había pasado con Florence, pero conocían mi fama. Me ofrecieron café y bromeaban sobre lo cansado que me veía.

—Parece que tuviste una noche larga, amigo. —Comentó uno de ellos—. ¿Todo bien?

—Sí, solo... una noche intensa. —Respondí, intentando parecer relajado—. Pero aquí estamos, listos para otro día.

Mientras atendía a los turistas y orientaba a los visitantes, me sentí desconectado, como si todo el día estuviera en cámara lenta. De repente, mi jefe se acercó con un aire de misterio.

—Nick, hay un joven maduro que está buscando hablar contigo. —Dijo mi jefe, describiéndome al hombre como alguien con una presencia seria—. Dice que te conoce.

Me sorprendió, ya que no conocía a nadie con esa descripción. Salí a buscar al visitante, y cuando lo vi, su presencia era imponente pero amable. Se presentó como Edward, y me saludó con un apretón de manos firme.

—Nick, gracias por tomarte el tiempo para hablar conmigo. —Dijo mientras caminábamos—. He estado buscando a alguien como tú por un tiempo.

—¿Por qué? —Pregunté, sintiéndome intrigado y confundido.

Edward parecía tener dificultades para encontrar las palabras. 

—Siento que tal vez somos familia, aunque no estoy seguro. Hay algo en ti que me resulta familiar. 

— Tendrás que ser más claro, porque no estoy entendiendo nada —le dije—

Mientras caminábamos, el hombre parecía dudar, pero finalmente habló.

—He estado buscando a alguien como tú por un tiempo. Puede que yo sea tu hermano mayor.

Me quedé en blanco. ¿Un hermano mayor? La sorpresa y la confusión invadieron mi mente. Me detuve en seco, tratando de procesar la información.

—¿Hermano mayor? —pregunté, tratando de sonar tranquilo—. ¿De dónde eres, y cómo supiste de mi existencia?

El hombre tomó un profundo respiro antes de responder.

Playa VIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora