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Capítulo cuarenta y uno

| T I M E T R A V E L |

En la base de los Vengadores, el ambiente estaba cargado de tensión y expectativas. Bruce Banner, ahora fusionado con Hulk, ajustaba los controles de la máquina del tiempo mientras Scott Lang se preparaba para otro intento. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, los resultados no eran los esperados. Scott regresaba de sus viajes temporales con cambios inesperados, envejecido o rejuvenecido, pero nunca en el momento correcto.

Steve Rogers observaba desde un rincón, la frustración claramente visible en su rostro. Cuando los últimos intentos fallaron, salió de la base en busca de aire fresco. El viento despeinó su cabello rubio mientras sus pensamientos volvían a Crystal. Ella podía haberlos ayudado, lo sabía. Desde mucho antes, Crystal tenía las habilidades y el conocimiento para hacer una diferencia. Pero había elegido no estar allí.

El rencor burbujeaba en su interior. Todos le decían que la dejara en paz, que Crystal había pasado por mucho. Sin embargo, Steve no podía comprender completamente su situación. Solo sentía que ella había sido egoísta, que había podido estar con ellos y elegir no hacerlo. Pudo haber ayudado a sacar la gema de Visión, pudo haber localizado a Thanos antes de destruir las gemas. Pero no estaba allí.

De repente, un auto se acercó a toda velocidad, rompiendo el silencio que rodeaba a Steve. Frente a él, se estacionó Tony Stark. Se bajó con gracia, como siempre, irradiando una confianza que casi parecía fuera de lugar en esos tiempos oscuros. Tony miró a Steve, sabiendo que al final había decidido ayudarlos.

-¿Por qué la cara larga? ¿Ya lo hicieron bebé? -dijo Tony, refiriéndose a Scott, con una sonrisa irónica en el rostro.

Steve levantó la mirada, la frustración evidente en sus ojos. -Si vienes a reírte...

Tony levantó una mano, deteniéndolo. -Escucha, Cap, este es tu día de suerte. Me tienes a mí y, para tu aún más suerte, necesito a Crystal para hacer esto.

El corazón de Steve se detuvo por un momento. Crystal. Había estado en su mente constantemente, una herida que nunca terminaba de sanar. La miró incrédulo. -¿Vas a buscarla?

Tony esbozó una sonrisa cansada. -De nada, Steve. Ya sabes, nos peleamos y volvemos juntos, no pasa nada, yo también te quiero...

-Gracias, Tony -dijo Steve, con gratitud genuina, sabiendo que el nombre de Crystal tenía el poder de romper cualquier barrera entre ellos.

Tony respiró hondo, su expresión se volvió seria. -Ahí está, ¿no era tan difícil, no? Pero hay un solo problema.

Se apoyó en su auto, cruzando los brazos, sus ojos se encontraron con los de Steve. -No sé dónde está.

(...)

Dentro de la base, la tensión era palpable. Steve miraba a Tony con una mezcla de frustración y decepción.

-¿Mentiste? ¿Todo este tiempo dijiste que sabías dónde estaba, y era mentira? -La voz de Steve era un susurro peligroso, controlado pero lleno de enojo.

Tony levantó las manos en un gesto defensivo. -En mi defensa, sí supe de ella hasta hace un par de años... pero la malagradecida desvinculó mi conexión.

Natasha soltó una risa sarcástica. -No tendrías que haber tenido acceso en un comienzo.

-Le tenía desconfianza, ya no. Además... si no fuera por eso no podría haberla ayudado -respondió Tony, sin ceder.

Steve no podía creer lo que escuchaba. -¿Todo esto... y no sabías nada?

Tony suspiró, bajando la mirada por un instante. -Aunque en parte es mi culpa... -dijo, con una sombra de remordimiento en su voz-. Si nunca hubiera tratado de hackear el chip de Crys, ese inútil nunca habría tenido la manera de hackearlo también.

OMEGA | B. Barnes | S. Rogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora