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Capítulo treinta y siete

| A F R I E N D |

Steve Rogers se encontraba en una de las salas tranquilas de la base de Wakanda. Las luces tenues y el silencio envolvieron la habitación mientras él se sentaba en un rincón apartado, con la mirada fija en su celular. En su pantalla, el contacto de Crystal aparecía como una constante sombra de lo que había sido una parte significativa de su vida: Crys. Sus dedos se posaban sobre la pantalla, indecisos, como si pudieran encontrar una respuesta en el simple acto de tocar el nombre.

El eco de una risa familiar lo sacó de su ensoñación. Natasha Romanoff apareció por detrás de él, observando el nombre en la pantalla con una expresión de curiosidad.

- Crys, ¿eh? -dijo ella con un tono ligero, tratando de aligerar el ambiente. - ¿Seguro que todavía tienes ese número?

Steve no respondió de inmediato, su expresión grave contrasta con la actitud desenfadada de Natasha. Finalmente, dejó el celular sobre la mesa y se inclinó hacia adelante, cubriéndose el rostro con las manos en un gesto de frustración.

- ¿Crees que Crystal sabe lo que está pasando? -preguntó Steve, su voz cargada de preocupación.

Natasha lo observó, dándose cuenta de que su intento de bromear no había tenido el efecto deseado. Se acercó y se sentó a su lado, su rostro se suavizó con comprensión.

- Steve, si alguien puede estar al tanto de todo, es Crystal -dijo ella, con un tono que intentaba ser reconfortante. - Ella sabe cuidarse sola. Si no está aquí, es porque tiene sus propias batallas que librar.

Steve miró el suelo, las palabras de Natasha no lograban calmar la tormenta en su mente. La ausencia de Crystal en este momento crucial le parecía una injusticia, una traición silenciosa al deber compartido.

- Es difícil de aceptar -admitió Steve, su mirada fija en un punto indefinido en el suelo. - Este es el momento en el que todos deberíamos dejar de lado nuestras diferencias y unirnos por un bien común. Y ella no está aquí. Me siento egoísta por pensar así, pero es como si estuviera olvidando el propósito de nuestra lucha.

Natasha suspiró, dándole una palmadita en el hombro.

- Entiendo lo que sientes. Pero a veces, las personas tienen sus propias razones para no estar a nuestro lado en momentos como este. Quizás Crystal tiene sus propias batallas que enfrentar, algo que para ella también es vital.

Steve asintió lentamente, intentando aceptar las palabras de Natasha, pero el dolor de la ausencia de Crystal seguía latente. El peso de la batalla que se avecinaba parecía aún más grande sin ella.

- Quisiera que estuviera aquí -dijo Steve, más para sí mismo que para Natasha. - Me siento dividido, como si parte de mi foco estuviera perdido sin ella.

Natasha lo miró con empatía, sabiendo que la conversación estaba más allá de la simple ausencia de Crystal. Era un reflejo del desgarro interno de Steve, el peso de una responsabilidad abrumadora y el vacío de las ausencias personales.

- A veces, el destino nos pone a prueba de maneras que no entendemos -dijo Natasha suavemente. - Pero tienes a tu lado a todos los que están aquí, listos para enfrentar lo que venga. Crystal habría querido que te concentraras en eso.

Steve tomó una respiración profunda, intentando asimilar las palabras de Natasha mientras se preparaba para la inminente batalla. La preocupación por Crystal seguía presente, pero sabía que debía enfocarse en el deber que tenía ante él.

- Gracias, Nat -dijo, con una leve sonrisa de gratitud.

- Estamos en esto juntos, Steve -respondió Natasha, poniéndose de pie y dándole una mirada alentadora. - Vamos a salir de esta.

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