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Capítulo veinticinco

| B E G I N N I N G S |

Crystal había encontrado una extraña paz en su nueva vida como Emily Jones. Aunque el dolor de esperar a Bucky seguía latente, la rutina diaria y la compañía de Roger le proporcionaban una estabilidad que nunca había conocido, ya hace 5 meses que salían. La vida era tranquila tanto para Peter como para ella. Sin villanos, monstruos o misiones peligrosas, sentía que, por primera vez en mucho tiempo, disfrutaba de su existencia. Amaba ser Emily Jones, esa versión de sí misma que nunca había pensado en ser.

A veces, pensaba que su vida actual era un paralelismo de su antigua realidad: trabajando para Stark, aunque ahora para Tony y no para Howard, y viviendo en Nueva York. Todo parecía una segunda oportunidad, una vida que nunca supo que deseaba.

Desde la comodidad de la cama, Crystal observó a Roger de reojo. Su espalda desnuda mientras se colocaba una camisa le arrancó una sonrisa embobada. Pensó que, tal vez, podrían darse una oportunidad real. Sin embargo, la culpa seguía presente, un recordatorio constante de lo que había dejado atrás.

Roger se giró y le avisó que debía irse.

- Nos vemos para cenar, ¿de acuerdo? -dijo, ajustándose el reloj.

- Puedo acompañarte hasta Queens -se ofreció Crystal.

- No te preocupes, ya estoy llegando tarde y no quiero molestarte -respondió él, acercándose para besarla rápidamente antes de salir apurado.

Crystal se quedó en la cama, escuchando cómo la puerta se cerraba tras él. Suspiró, sintiendo un nudo en el estómago. Aunque todo parecía en orden, algo en el fondo de su mente le decía que esta calma no duraría para siempre. Pero por ahora, decidió disfrutar de la paz que tenía, por efímera que fuera.

(...)

Crystal caminaba por las calles de Nueva York, disfrutando de una tarde tranquila. Las hojas caían suavemente de los árboles, marcando el cambio de estación. Al doblar una esquina, se encontró con un mural del Capitán América, ahora garabateado y vandalizado. La imagen de Steve Rogers, que antes inspiraba respeto y admiración, ahora era una sombra de lo que fue. Crystal se detuvo, observando el mural y sintiendo una punzada de melancolía. Se preguntó dónde estaría Steve, habían pasado dos años desde la última vez que lo había visto.

Perdida en sus pensamientos, sintió de repente un dolor agudo en la sien. El dolor fue tan intenso que tuvo que apoyarse en un banco del parque cercano. Nunca antes había experimentado algo así. Se llevó una mano a la cabeza, tratando de calmar el malestar, pero el dolor solo se intensificó.

De repente, su visión se volvió negra. Cuando volvió en sí, ya no estaba en el parque. Se encontraba nuevamente en su departamento, sentada en el sofá. Frente a ella, Roger la miraba con preocupación.

-¿Estás bien, Emily?-preguntó, acercándose con un vaso de agua y unas pastillas.

Crystal lo miró confundida. No entendía qué acababa de pasar.

-Te vi quejarte del dolor desde que llegaste -explicó Roger, ofreciéndole el vaso y las pastillas.-Tómate esto, te ayudará.

Crystal aceptó el vaso y las pastillas, aún intentando procesar lo que había ocurrido. Roger se sentó a su lado, manteniendo su mirada preocupada.

-Si no te sientes bien, puedo quedarme contigo esta noche. Podemos mirar alguna película y descansar.

Crystal negó con la cabeza, tratando de sonar convincente.

OMEGA | B. Barnes | S. Rogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora