07.

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Capítulo siete

| W E A K |

Crystal caminó hacia un pequeño puente sobre una corriente, apoyó sus brazos y miró hacia adelante. El paisaje estaba despejado, con leves nubes y algunos pájaros, pero tratar de concentrarse en la serenidad de la naturaleza era inútil. Todo lo que escuchaba era la voz de Bucky, suave y cariñosa, susurrando "Te amo". Esa voz resonaba en su mente, creando un dolor punzante en su pecho que no le dejaba pensar con claridad.

Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, brillando en sus cristalinos ojos verdes. Crystal no era una persona débil, pero la intensidad de sus emociones en ese momento era abrumadora. Sentía una corriente de desesperación y tristeza recorriendo su espalda, una sensación de impotencia que no podía ignorar.

Steve se acomodó junto a ella en el puente, observando el paisaje con una expresión pensativa. Respiró hondo y, sin mirarla, dijo: — Él no es Bucky.

— Lo sé... — Respondió ella, con la voz distante y la mirada perdida en el horizonte.

Steve la miró con preocupación, notando la tristeza en su rostro. — ¿Entonces por qué te pones así?

Crystal volteó a mirarlo, sus ojos reflejando una mezcla de tristeza y fragilidad. — Porque Steve... Se ve y se mueve como él.

Steve la interrumpió, tratando de ser firme pero comprensivo. — Solo imagina que no es él. Bucky nunca te haría daño, y lo sabes.

Crystal dejó escapar un suspiro tembloroso, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con volver. — Tengo una de las mentes más inteligentes del mundo, pero no es la más fuerte. No puedo hacerme creer que esa persona no es James. Se ve, se mueve y habla como Bucky, y no puedo evitar pensar en él y en que quiere asesinarnos. Me siento tan inservible como cuando murió. Solo fui un estorbo para ti mientras peleabas contra Cráneo Rojo... no quiero serlo ahora.

Steve sintió un nudo en la garganta al escuchar sus palabras. — Te necesitamos, Crystal. No eres un estorbo, nunca lo has sido.

Ella cerró los ojos por un momento, tratando de calmar el tumulto de emociones en su interior. — Me siento tan pequeña, Steve. Como si todo lo que hiciera fuera insuficiente, como si no pudiera salvar a las personas que amo.

Steve tomó su mano, apretándola con suavidad pero con firmeza. — No estás sola en esto. Estamos todos juntos. Y Bucky... el verdadero Bucky, nunca querría que te sintieras así.

Crystal tomó una respiración profunda, sintiendo que, aunque el dolor no se había ido, volvió a mirar el paisaje, permitiéndose un momento de calma antes de regresar a la lucha que les esperaba.

Permanecieron en silencio durante unos momentos en el puente, el susurro del agua debajo de ellos y el suave canto de los pájaros eran apenas un murmullo en el fondo de sus mentes atormentadas. El cielo se estaba oscureciendo lentamente, mezclándose en tonos anaranjados y púrpuras, reflejando el estado de ánimo de ambos.

Steve rompió el silencio con una sonrisa nostálgica. — ¿Recuerdas cuando te nombraron reina del baile de graduación?

Crystal lo miró, un destello de sorpresa y nostalgia en sus ojos. — Sí, a pesar de que ha pasado tanto tiempo, ese recuerdo sigue siendo uno de los más felices de mi vida.

Steve asintió, sus ojos brillando con una mezcla de tristeza y cariño. — Bucky estaba desesperado por invitarte a bailar. De verdad le gustabas, más de lo que nunca llegó a decirte. Así que, para tener una oportunidad de bailar contigo, escribimos más de cien papeles con su nombre para que saliera elegido como Rey del Baile.

OMEGA | B. Barnes | S. Rogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora