Muchas veces le pedí al Señor que me gustaría impactar la vida de al menos una persona, poder ayudarle. Guiarle para que no cometa mis errores del pasado.
En todo este tiempo he tenido la dicha de ver como Dios me ha acercado a personas que están pasando cosas similares a las que yo viví.
Cuando pasa, dirijo una sonrisa hacia el cielo y le digo: - esto es cosa tuya Señor.
Y me ha tocado ver rostros llenos de vergüenza, yo conozco esa vergüenza. El peso del pecado, el peso de guardar el secreto ante una sociedad que tiene una idea distinta de ti.
No tienes idea cuantas veces oculté que era adicta a la pornografia. No solo porque estaba mal, sino porque soy mujer y es difícil de creer.
Todo inició cuando era pequeña, una de mis primas sabía donde sus padres escondían sus películas de adultos. Y bueno, por curiosidad la veíamos a escondidas.
Pequeños videos en el celular. Y partes de películas que no debí ver.
Todo eso fue sumando, y como toda adicción, nunca es suficiente.Así permanecí por años. Reconocer que era una adicta, no fue fácil. Pero quería ser libre.
En una de las charlas que imparto a los adolescentes, estábamos hablando de un tema muy diferente. Pero nació dentro de mi, (entiendo ahora que fue el Espíritu Santo) hablar sobre mi adicción.
Al terminar ese tiempo, un adolescente se me acerca y me pide hablar a solas.
Me cuenta que desde muy pequeño ha visto ese tipo de contenido que le averguenza. Que ha querido dejar pero siente que no puede.Que mientras yo hablaba de aquello parecía que estuviera describiendo su propia vida. Y algo dentro lo incomodaba.
Me contaba mientras miraba el suelo, muy apenado.
Fui lo más honesta que pude ser.
- Es difícil dejarlo, no podrás solo. Debes someterte al Señor, pasa tanto tiempo con él que no tengas tiempos de ocio para si quiera puedas pensar en eso.Y no lo dije por decir, verdaderamente me ha sido difícil salir de eso. Él enemigo sabe como molestar con aquello.
Terminamos la charla con una oración.
En otra ocasión, en un campamento se me acercó una chica que necesitaba con urgencia hablar conmigo.
Tenía una sospecha de embarazo, tenía ya días de retraso y sentía que era la forma que Dios la estaba corrigiendo por haber fornicado con su enamorado.
Llorando con desesperación, por el miedo a afrontar la posible llegada de un bebé.Su historia muy parecida a la mía. Solo que yo era una chica de 16 años en ese entonces cuando decidí tener relaciones con mi novio de 17 años.
No te imaginas como me avergonzaba decir que no soy virgen, y que pasó cuando era una adolescente.
Estuve mucho tiempo sentada en una banca de la iglesia con la mirada hacia el suelo, pensando que ya no habia valor en mi.
ESTÁS LEYENDO
Elizabeth
RandomÉsta es mi propia historia, tan real que te identificaras con ella. Nunca había abierto tanto mi corazón como lo hago aquí.