Siento mucha responsabilidad de las palabras que salen de mi boca, en estos últimos días no he hallado con quien abrir mi corazón.
Hay quienes tienen mejores amigos, hay quienes se desahogan con su familia, y quienes lo hacen con su pareja. Aunque tengo amigos y familia, simplemente no he podido hablar.
Somos seres sociales, necesitamos externar lo que pensamos y sentimos. Pero que pasa cuando no podemos exponer lo que llevamos dentro. Nos sentimos limitados.
Limitada es como me siento ahora, me encuentro deseando hablar mucho y pedir consejos. Pero a la vez no considero tan importante mis asuntos. Echo un vistazo a mi alrededor y observo problemas reales. Situaciones en las que si hay que ponerle la debida atención.
¿Pero que hay de mi? Hasta me siento responsable de lo que pueda causar en ti querido lector.
Pero por otro lado, cuando hablo. Pienso que hablé demasiado. Que hablo mucho de mi y me siento culpable por hacerlo. ¿Me gustaría que comentaras si alguna vez te has sentido así?
Es muy agotador tratar de conservar la calma, cuando evidentemente hay cosas que me afectan. A este punto no sé si fue buena idea exponer mi vida aquí. No sé si realmente a alguien le esté sirviendo saber mis experiencias.
El punto es que la razón por la que suelo arrepentirme de hablar de como me siento o que me molesta o duele, es que quizás piense que la otra persona se quedará preocupado.
Pero sabes qué, este es un mal que solo pasa en mi cabeza. Lo que estuve leyendo es que esto se debe a traumas de la infancia, de como tuve que sobrellevar muchas cosas sola, porque mi entorno era caótico, no tuve a quien acudir por preguntas. O por consuelo. No hubo alguien dispuesto a escuchar como me sentía, y si lo había no era de confianza.
Cuando lean esto, recuerden que detrás de una persona explosivo o retraída, puede existir una persona que nunca supo como expresar con libertad sus emociones. Esto no justica ningún maltrato, claro que no. Solo sirve para entender. Y desprenderte de la situación, no tomarte esa responsabilidad.
Afortunadamente Dios envía a personas en el momento adecuado, ellos claramente no tienen idea cuanta ayuda me brindan solo por existir. Me han brindado la calma que necesito. El Señor me conoce, estoy en las mejores manos.
Quizás entre mis lectores exista alguien que no confíe fácilmente en las personas, o que le cueste abrir su interior. Está bien, te entiendo, hacerlo es un privilegio que no le lo puedes otorgar a cualquier persona. Pero debes saber que siempre existirá alguien que verdaderamente le importes. Pide sabiduría y discernimiento para notarlo. Y si ya las has identificado, se agradecido y retribuye aquello que hacen por ti.
También puedes convertirte en esa persona de confianza que muchas veces has necesitado.
EL punto es que espero que no endurezcas tu corazón, eso mismo cuido yo. Es fácil aislarse y sentirse abandonado.
Y mucho menos permitir que la opinión de una persona pueda definirte. Al final el único que realmente te conoce es Dios.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.