21. Descuido

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Después de alejarme de Armando, y correr de cualquier posibilidad de que mi corazón sea lastimado. Seguí escribiéndome con Goyo. Mis sentimientos por Armando no habían cambiado, pero él era un gran distractor, de hecho le pasaba hablando de él.

Pero como te había dicho antes. Sentía que ya no tenía protección en el tema sexual. Ya no era tan inmune como creía. Así que esas conversaciones hasta la madrugada no fueron buenas para mi. No te voy a mentir, si estuve a punto de caer. Y agradezco a Dios con todo mi corazón que tuvo misericordia de mí, y me lo impidió.

Se había vuelto una adicción, y más en el tiempo en que estaba ovulando. Este tipo reveló sus verdaderas intenciones, quería obtener una sola cosa de mi. Sexo.

Lo curioso es que, yo me había sentido protegida con mi peso elevado. Me dije a mi misma, es imposible que alguien se fije en mi así. Pero, vaya que me dejé calentar el oído como dicen vulgarmente por ahí.

Es obvio que este punto en el que me encontraba, no se dio de la noche a la mañana. Yo ya había descuidado mi tiempo con Dios. Lo tenía, pero no era de calidad. Era un compromiso. Este descuido me costó caro, estaba desarmada ante el pecado.

Los cristianos nos confiamos mucho, sedemos terreno que no debemos. Creemos que la oración ferviente de hoy nos servirá mañana y no es así. Es diario, la lucha es diaria. Satanás trabaja todos los días para derribarte. Y yo estaba haciendo el mínimo esfuerzo solamente.

Estaba sirviendo en la iglesia, y teniendo conversaciones inadecuadas con este chico. En mi cabeza me justificaba diciendo, solo hablamos. No ha pasado nada realmente. Y sabes como me confrontó Dios.

Usó la táctica de David, esa misma confrontación.

12 Entonces, Dios envió al profeta Natán para que le diera a David este mensaje:

«En cierta ciudad había dos hombres. Uno de ellos era rico, y el otro era pobre. 2 El rico tenía muchas ovejas y muchas vacas; 3 en cambio, el pobre sólo tenía una ovejita. La había comprado, y él mismo la había criado y cuidado como si fuera su propia hija. Tanto quería ese hombre a la ovejita que hasta le daba de comer de su mismo plato, y la dejaba recostarse y dormir en su pecho. Y así la ovejita fue creciendo junto con los hijos de ese hombre.

4 »Un día llegó un visitante a la casa del rico, y el rico lo invitó a comer. Pero como no quería matar ninguna de sus ovejas ni de sus vacas, le quitó al pobre su ovejita y la mató para darle de comer a su visitante».

5-6 Al oír esto, David se enojó muchísimo contra el hombre rico y le dijo a Natán: -¿Pero cómo pudo hacer eso? ¡Ese hombre no tiene sentimientos! Te juro por Dios que ahora tendrá que pagarle al pobre cuatro veces más de lo que vale la ovejita. Y además, ¡merece la muerte!

7-8 Entonces Natán le dijo:-¡Pues tú, David, eres ese hombre! Y ahora el Dios de Israel quiere que oigas esto: "Yo te hice rey de todo mi pueblo. Yo te cuidé para que Saúl no te matara. Hasta te di su palacio y sus mujeres, y aun te habría dado mucho más, si tú así lo hubieras querido.

9 "¿Por qué te burlaste de mí, que soy tu Dios? ¿Por qué hiciste lo que yo prohíbo? En realidad no fueron los amonitas quienes mataron a Urías; lo mataste tú, ¡y lo hiciste para quedarte con su mujer!

10 "Pero ahora, por haberte burlado de mí, y por haberle quitado a Urías su mujer, siempre habrá en tu familia muertes violentas. 11-12 Tus propios hijos te harán sufrir mucho. Si a escondidas tuviste relaciones sexuales con la mujer de otro, yo haré que otros tomen a tus mujeres y se acuesten con ellas delante de todo el mundo".

13 David le dijo a Natán: -Reconozco que he pecado contra Dios, y que he hecho lo que a él no le gusta.

2 Samuel 12:1-13 TLA

ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora